ASIA/BUTÁN - Fue elegido el primer gobierno democrático de la historia, pero se espera la plena libertad religiosa

jueves, 27 marzo 2008

Nueva Delhi (Agencia Fides) - El pequeño reino himalayo de Bután eligió el pasado 24 de marzo, en las primeras elecciones democráticas de su historia, un gobierno y un Primer Ministro: se trata de Jigmi Thinley, líder del Druk Phuensum Tshogpa (DPR), Partido de Bután unido, que venció por gran mayoría conquistando 44 de los 47 asientos de la Cámara baja. El voto fue promovido por la familia real, que manifestó el deseo de transformar a la pequeña nación budista en una Monarquía Constitucional. El pequeño estado himalayo, engastado entre la India y la China, es gobernado por el rey Jigme Khesar Namgyal Wangchuck, elevado al trono el 14 de diciembre del 2006 a la edad de 26 años. Bután cuenta con 2.3 millones de habitantes y es un país de cultura tibetana (única nación en el mundo en la que el tibetano es la lengua oficial) y de fe budista: es el único estado del planeta en el que el budismo del Dalai Lama es la religión del estado.
Justamente sobre este punto se ha concentrado la atención de los observadores: el camino hacia la democracia plena en Bután no puede descuidar el reconocimiento de la plena libertad religiosa. Actualmente en el país viven alrededor de 20 mil cristianos (entre los cuales 400 fieles católicos) y 200 mil ciudadanos de religión hindú, que siguen sin gozar de la plena libertad. Por esto, saludando con favor el recorrido democrático apenas comenzado, los cristianos de Bután esperan que los principios de la libertad de conciencia y de derechos inalienables del individuo sean promovidos plenamente en todos los aspectos de la política, de la sociedad: en primer lugar en el ejercicio de la libertad religiosa, que representa el pulso de toda sana democracia.
Los sacerdotes indios que de la diócesis de Darjeeling, en India del Norte, se dirigen al territorio butanés para llevar la Eucaristía a las familias católicas, cuentan que realizan sus obras y celebran los ritos litúrgicos bajo la mayor discreción posible (con el permiso de las autoridades) pero que no pueden manifestar y profesar libremente su credo en lugares públicos. En este momento histórico para la evolución del país, todos esperan que el proceso democrático actual lleve al gobierno y al rey a conceder a la ciudadanía la plena libertad religiosa. (PA) (Agencia Fides 27/3/2008 líneas 26 palabras 263)


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