VATICANO - El Papa en la audiencia general explica el significado de la Pascua: “Si se debilita la fe en la resurrección de Jesús se debilita también el testimonio de los creyentes”

jueves, 27 marzo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Cada domingo, con el Credo, renovamos nuestra profesión de fe en la resurrección de Cristo, evento sorprendente que constituye el centro del cristianismo. En la Iglesia todo se comprende a partir de este gran misterio, que cambió el curso de la historia y que se actualiza en cada celebración eucarística”. Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI inició su catequesis, dedicada al significado de la Pascua de Resurrección, durante la audiencia general del 26 de marzo, miércoles de la Octava de Pascua. El Papa, que llegó en helicóptero de la residencia de Castel Gandolfo, encontró en la Plaza de San Pedro a grupos de peregrinos y fieles de toda Italia y del mundo.
“Toda la liturgia del tiempo pascual canta la certeza y la alegría de la resurrección de Cristo”, evidenció el Santo Padre, y alentó a renovar constantemente “nuestra adhesión a Cristo muerto y resucitado por nosotros: su Pascua es también nuestra Pascua, porque en Cristo resucitado se nos da la certeza de nuestra resurrección. La noticia de su resurrección de los muertos no envejece y Jesús está siempre vivo; y vivo es también su Evangelio... La muerte del Señor demuestra el amor inmenso con que nos amó hasta entregarse por nosotros, pero solamente su resurrección es la ‘prueba segura’ y certeza de que todo lo que afirma es verdad que vale también para nosotros y para todos los tiempos”.
Benedicto XVI destacó en su catequesis la importancia de “reafirmar esta verdad fundamental de nuestra fe, cuya verdad histórica está ampliamente documentada aunque si hoy como en pasado, no faltan quienes la ponen en discusión o incluso la niegan”. Y prosiguió afirmando: “Si se debilita la fe en la resurrección de Jesús se debilita también el testimonio de los creyentes. Si falta en la Iglesia la fe en la resurrección todo se detiene, todo se derrumba. Por el contrario, la adhesión a Cristo muerto y resucitado cambia la vida e ilumina toda la existencia de las personas y los pueblos”. El Santo Padre hizo notar, al propósito de esto, como la certeza de la resurrección de Cristo ha infundido “valor, audacia profética y perseverancia a los mártires de todas las épocas” y como el encuentro con Jesús vivo ha convertido y fascinado tantos hombres y mujeres, “que desde el inicio del cristianismo continúan a dejar todo por seguirlo y consagran su vida al servicio del Evangelio”. El anuncio que en estos días escuchamos constantemente es precisamente ese: “Jesús ha resucitado, es el Viviente y nosotros lo podemos encontrar... El Señor está con nosotros, con su Iglesia, hasta el fin de los tiempos. Iluminados por el Espíritu Santo, los miembros de la Iglesia primitiva comenzaron a proclamar el anuncio pascual abiertamente y sin miedo. Este anuncio, trasmitido de generación en generación, ha llegado hasta nosotros y resuena cada año en Pascua con una fuerza siempre nueva”.
Comentando el pasaje evangélico que narra el encuentro de los dos viandantes de Emaús con el Señor resucitado, propuesto por la liturgia del día, el Santo Padre resaltó que “durante todo el año litúrgico, particularmente en la Semana Santa y en la Semana de Pascua, el Señor está en camino con nosotros, nos explica la Escritura y nos hace entender este misterio: todo habla de Él. Así tendrían que arder nuestros corazones para que también se abriesen nuestros ojos. El Señor que está con nosotros nos enseña el camino verdadero... Jesús parte el pan también con nosotros y por nosotros, se hace presente con nosotros en la Eucaristía, se dona a sí mismo y nos abre nuestros corazones. En la Santa Eucaristía, en el encuentro con su Palabra podemos también nosotros encontrar y conocer a Jesús, en esta doble mesa de la Palabra y del pan y el vino consagrado. Cada domingo la comunidad revive la Pascua del Señor y recoge del Salvador su testamento de amor y de servicio fraternal”. El Santo Padre concluyó la catequesis deseando que “la alegría de estos días haga aún más sólida nuestra fiel adhesión a Cristo crucificado y resucitado” y exhortó a dejarse “conquistar por la fascinación de su resurrección” pidiendo la intercesión de María para que nos ayude “a ser mensajeros de la luz y de la alegría de la Pascua para todos nuestros hermanos”. (S.L.) (Agencia Fides 27/3/2008; líneas 49, palabras 748)


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