VATICANO - Benedicto XVI en la audiencia general: "Aprendamos con san León Magno a creer en Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, y a actualizar esta fe cada día en la acción para la paz y en el amor al prójimo”

jueves, 6 marzo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Deseo a todos vivir esta etapa de estudio como una ocasión propicia para una auténtica formación integral. Os animo a reforzar vuestra adhesión al Evangelio para estar siempre disponibles y preparados a realizar la voluntad del Dios". Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido a numerosos grupos de estudiantes italianos reunidos en la Basílica Vaticana para la audiencia general del miércoles 5 de marzo.
Posteriormente, en el aula Pablo VI, el Papa se ha reunidos con el resto de los peregrinos procedentes de Italia y de diversas partes del mundo. En su discurso se ha centrado en la figura de San León Magno, que "fue verdaderamente uno de los más grandes pontífices que han honrado la Sede de Roma, ofreciendo una gran contribución a reforzar su autoridad y prestigio". Fue el primer Obispo de Roma que llevó el nombre de León, y también "también el primer Papa del que nos ha llegado su predicación, dirigida al pueblo que le rodeaba durante las celebraciones". Originario de Tuscia, León fue diácono de la Iglesia de Roma en torno al año 430, y con el tiempo alcanzó en ella una posición de gran importancia. En el verano del 440, mientras León se encontró en Galia en una misión de paz, fue elegido para suceder al Papa Sixto III, y fue consagrado el 29 septiembre del mismo año. Su pontificado duró más de 21 años, y ha sido sin duda uno de los más importantes en la historia de la Iglesia". Murió el 10 noviembre del 461.
Los años del pontificado de León fueron muy difíciles, por las invasiones barbáricas, el debilitamiento progresivo en Occidente de la autoridad imperial y una larga crisis social. Así el Obispo de Roma también asumió "un papel destacado incluso en las vicisitudes civiles y políticas". Célebre es el encuentro del Papa León con Atila, jefe de los Hunos, en el 452 en Mantua, durante el que León consiguió frenar la invasión de los bárbaros que había ya devastado las regiones nororientales de Italia. Tres años después, en la primavera del 455, por desgracia el Papa León no logró impedir que los Vándalos de Genserico, llegaran a las puertas de Roma, invadieran la ciudad e que fue saqueada durante dos semanas. Sin embargo consiguió evitar que Roma fuera incendiada y salvó las Basílicas de San Pedro, de San Pablo y de San Juan, en los que se refugió parte de la población aterrorizada.
Después de haber evidenciado la importante labor de paz desarrollada por León Magno, de la que hay testimonio también en un centenar de sermones y en cerca de 150 cartas que han llegado hasta nuestros días, Benedicto XVI ha explicado: "En estos textos, el pontífice se presenta en toda su grandeza, dedicado al servicio de la verdad en la caridad, a través de un ejercicio asiduo de la palabra, como teólogo y pastor… apoyó y promovió incansablemente el primado romano, presentándose como un auténtico heredero del apóstol Pedro”.
La profunda fe en Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre, contra la herejía de Eutiques que negaba la verdadera naturaleza humana del Hijo de Dios, fue afirmada por el Papa León en un importante texto doctrinal dirigido al Obispo de Constantinopla, que, leído durante el Concilio de Calcedonia en el 451, fue acogido por los Obispos presentes con una elocuente aclamación, de lo que se conserva noticia en las actas del Concilio. "A partir de aquella intervención - ha continuado Benedicto XVI -, y de otras pronunciadas durante la controversia cristológica de aquellos años, se hace evidente que el Papa experimentaba con particular urgencia las responsabilidades del sucesor de Pedro, cuyo papel es único en la Iglesia… Y el pontífice supo ejercer estas responsabilidades, tanto en Occidente como en Oriente, interviniendo en diferentes circunstancias con prudencia, firmeza y lucidez, a través de sus escritos y de sus legados. Mostraba de este modo cómo el ejercicio del primado romano era necesario entonces, como lo es hoy, para servir eficazmente a la comunión, característica de la única Iglesia de Cristo”.
En el difícil momento histórico en que vivió, "León Magno supo estar cerca del pueblo y de los fieles con la acción pastoral y la predicación. Alentó la caridad en una Roma afectada por las carestías, por la llegada de refugiados, por las injusticias y la pobreza. Afrontó las supersticiones paganas y la acción de los grupos maniqueos. Enlazó la liturgia a la vida cotidiana de los cristianos:… En particular, León Magno enseñó a sus fieles - y sus palabras siguen siendo válidas para nosotros -que la liturgia cristiana no es el recuerdo de acontecimientos pasados, sino la actualización de realidades invisibles que actúan en la vida de cada uno”.
El Papa ha concluido la catequesis recordando que, por la fuerza de la fe cristología, San León Magno fue un gran portador de paz y amor. “De esta manera nos muestra el camino: en la fe aprendemos la caridad. Aprendamos, por tanto, con san León Magno a creer en Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, y a vivir esta fe cada día en la acción por la paz y en el amor al prójimo”. (S.L) (Agencia Fides 6/3/2008; Líneas. 58 Palabras: 882)


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