EUROPA/ITALIA - “Derramada por vosotros y por todos”: el 24 de marzo la XVI Jornada de oración y ayuno por los Misioneros Mártires, promovida por el Movimiento Juvenil Misionero

miércoles, 5 marzo 2008

Roma (Fides) - El 24 de marzo, aniversario del asesinato de Mons. Oscar A. Romero, Arzobispo de San Salvador (1980), por iniciativa del Movimiento Juvenil Misionero de las Obras Misionales Pontificias italianas, se recuerda también a todos los misioneros que han sido asesinados en el mundo mientras estaban al servicio del anuncio de Cristo. La iniciativa, nacida en 1993, se ha extendido a varios países: son muchas las diócesis y los institutos religiosos que dedican iniciativas particulares a recordar los propios misioneros mártires, y con ellos a todos aquellos que han derramado su sangre por el Evangelio.
Este año el 24 de marzo cae en un momento particular del año litúrgico: es en efecto el Lunes de Pascua, y el tema escogido está en sintonía con las celebraciones pascuales: “Derramada por vosotros y por todos”. Como está escrito en el material preparado por el Movimiento Juvenil Misionero para la animación de la Jornada, se trata de “palabras sencillas, de significado inequívoco, densas de sentido profundo. Son la recepción litúrgica de las palabras de Jesús durante la última cena, las que acompañan la entrega del cáliz, entrega que nosotros perpetuamos cada día sobre el altar, obedientes a su mandato. El tema de la XVI Jornada de oración y ayuno en memoria de los misioneros mártires de este año nos invita a reflexionar sobre el misterio que estas palabras portan y sobre el nexo que existe entre estas palabras de Jesús y el martirio de tantos discípulos suyos, enviados al mundo a llevar su Evangelio”.
Entre las indicaciones para la celebración de la Jornada, el Movimiento Juvenil Misionero recuerda que “la oración y el ayuno, en la tradición cristiana, son obras de amor y de comunión con Dios y con la Iglesia; vivirlos con ocasión de la jornada de oración y ayuno en memoria de los Misioneros Mártires significa rezar a Dios para que sostenga a las misioneras, a los misioneros y a las comunidades cristianas que experimentan todavía hoy discriminaciones y persecuciones”.
Se invita por tanto a las Comunidades parroquiales y de vida consagrada, a los seminarios, los noviciados, a utilizar la Vigilia, el Via Crucis y la Adoración eucarística preparados para esta circunstancia, no solo el 24 de marzo, sino también en los días precedentes y sucesivos; a crear en la iglesia el rincón del martirio utilizando una cruz, un paño rojo (que podría estar expuesto también ante la puerta principal), un ramo de olivo con los nombres de las misioneras y de los misioneros asesinados; a tocar las campanas a las 15 horas del 24 de marzo para invitar a la meditación sobre el sacrificio de Cristo y de tantas mujeres y hombres de buena voluntad; a sembrar un árbol para hacer memoria de los que han dado todo por amor. Las familias pueden encender un cirio rojo delante de la ventana, o exponer un paño rojo para una memoria visible del tiempo que estamos viviendo; a realizar un gesto de reconciliación: entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, entre vecinos, entre miembros de la misma familia; a ofrecer la donación del ayuno para sostener el proyecto de solidaridad propuesto para este año.
Los enfermos y los que sufren pueden ofrecer su sufrimiento en memoria de las misioneras y de los misioneros asesinados por el anuncio del Evangelio y para apoyar el trabajo apostólico de cuantos trabajan en todos los rincones de la tierra y para pedir al Señor el don de santas y numerosas vocaciones misioneras. Los jóvenes están invitados a vivir una “Pasquetta” (lunes festivo posterior al Domingo de Pascua) especial, compartiendo el almuerzo con aquellos que, también en ese día, están solos y oprimidos por los sufrimientos: en un hospital, en una casa de reposo, en una cárcel, con enfermos o ancianos que están solos en sus casas.
Este año el proyecto de solidaridad que se quiere realizar con las donaciones recogidas en la Jornada de oración y ayuno en memoria de los Misioneros Mártires se refiere a la reconstrucción e implementación de un centro pastoral para niños, adolescentes y jóvenes en Iraq, donde la Iglesia vive una situación constante de desafío y sufrimiento desde el siglo I. (S.L.) (Agencia Fides 5/3/2008; líneas 43; palabras 625)


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