VATICANO - Benedicto XVI concluye en la audiencia general las catequesis sobre San Agustín: “se nos conceda cada día seguir el ejemplo de este gran convertido, encontrando como él en todo momento de nuestra vida al Señor Jesús”

jueves, 28 febrero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - También esta semana la audiencia general del miércoles 27 de febrero se ha desarrollado en dos momentos distintos: primero en la Basílica Vaticana, y sucesivamente en el aula Pablo VI, dónde el Santo Padre Benedicto XVI ha concluido las reflexiones sobre la figura y las obras de San Agustín "Os animo a crecer en la caridad por medio de concretos gestos de solidaridad hacia las personas más débiles y necesitadas, cuyo rostro es imagen del de Cristo" ha dicho el Papa a los peregrinos reunidos en la Basílica Vaticana, recomendándoles que "este tiempo cuaresmal se caracterice por un esfuerzo personal y comunitario de adhesión a Cristo para ser testigos de su amor".
A continuación, en el aula Pablo VI, el Pontífice ha dicho: "Con el encuentro de hoy quisiera concluir la presentación de la figura de san Agustín. Tras detenernos en su vida, en sus obras, y en algunos aspectos de su pensamiento, hoy quisiera volver a recordar su experiencia interior, que hizo de él uno de los más grandes convertidos de la historia cristiana". Recordando su peregrinación a Pavía, para venerar a los restos mortales de este Padre de la Iglesia, Benedicto XVI ha manifestado que nutre una "personal devoción y reconocimiento" hacia San Agustín, a quien se siente muy ligado por la parte que ha tenido en su vida "como teólogo, sacerdote y pastor".
Quien quiera que se acerque a las Confesiones, “se percata fácilmente de que la conversión de Agustín no fue repentina ni tuvo lugar plenamente desde el inicio, sino que puede ser definida más bien como un auténtico camino, que sigue siendo un modelo para cada uno de nosotros … El camino de conversión de Agustín continuó humildemente hasta el final de su vida, hasta el punto de que se puede verdaderamente decir que sus diferentes etapas - se pueden distinguir fácilmente tres - son una única y gran conversión”.
"La primera etapa en su camino de conversión se realizó precisamente en el acercamiento progresivo al cristianismo" ha subrayado Benedicto XVI, recordando que Agustín, "a pesar de que había vivido en los años de juventud una vida desordenada, siempre sintió una profunda atracción por Cristo, habiendo bebido el amor por el nombre del Señor con la leche materna". También la filosofía, sobre todo la de impronta platónica, contribuyó a acercarlo ulteriormente a Cristo, pero el paso decisivo tuvo lugar con la lectura de las cartas de San Pablo, que “le reveló plenamente "a verdad".
"El profesor de retórica africano llegó a esta etapa fundamental en su largo camino - ha continuado el Santo Padre - gracias a su pasión por el hombre y por la verdad, pasión que le llevó a buscar a Dios, grande e inaccesible. La fe en Cristo le hizo comprender que Dios no estaba tan alejado como parecía. Se había hecho cercano a nosotros, convirtiéndose en uno de nosotros. En este sentido, la fe en Cristo llevó a cumplimiento la larga búsqueda de Agustín en el camino de la verdad”.
Vuelto a África, después de un período de tres años dedicado a la vida contemplativa y al estudio, Agustín, a pesar suyo, fue consagrado sacerdote en Hipona y destinado a servir a los fieles. " De este modo, renunciando a una vida consagrada sólo a la meditación, Agustín aprendió, a veces con dificultad, a poner a disposición el fruto de su inteligencia para beneficio de los demás. Aprendió a comunicar su fe a la gente sencilla y a vivir así para ella en aquella ciudad que se convirtió en la suya, desempeñando sin cansarse una generosa actividad, … Pero él cargó con este peso, comprendiendo que precisamente de este modo podía estar más cerca de Cristo. Su segunda conversión consistió en comprender que se llega a los demás con sencillez y humildad”.
La última etapa del camino agustino, la tercera conversión, “le llevó cada día de su vida a pedir perdón a Dios". En la última parte de su vida en efecto entendió que "nosotros tenemos siempre necesidad de ser lavados por Cristo, que nos lava los pies, y de ser renovados por Él. Tenemos necesidad de conversión permanente. Hasta el final necesitamos esta humildad que reconoce que somos pecadores en camino, hasta que el Señor nos da la mano definitivamente y nos introduce en la vida eterna”.
En la última parte de su catequesis, Benedicto XVI puso de relieve la profunda humildad de Agustín ante el único Señor Jesús, que lo introdujo "a la experiencia de una humildad también intelectual". "Convertido a Cristo, que es verdad y amor, Agustín le siguió durante toda la vida y se convirtió en un modelo para todo ser humano, para todos nosotros en la búsqueda de Dios” ha continuado el Papa subrayando, como su primera Encíclica, titulada ‘Deus carita este’, "debe mucho, sobre todo en su primera parte, al pensamiento de San Agustín", y también la segunda encíclica, Spe salvi, "ha contraído una gran deuda con Agustín y su encuentro con Dios". Por último, el Santo Padre ha exhortado a pedir para que “se nos conceda cada día seguir el ejemplo de este gran convertido, encontrando como él en todo momento de nuestra vida al Señor Jesús, el único que nos salva, que nos purifica y nos da la verdadera alegría, la verdadera vida”. (S.L) (Agencia Fides 28/2/2008; Líneas: 62 Palabras: 924)


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