Kibeho (Agencia Fides)- “Agradecemos al Cardenal Ivan Dias, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, por haber presidido la celebración de clausura del Año Jubilar con ocasión de los 25 años de las apariciones de la Virgen en Kibeho”, declaró a la Agencia Fides S.E.R. Mons. Augustin Misago Obispo de Gikongoro (Ruanda). El 28 de noviembre S.E.R. el Cardenal Dias presidió en el Santuario de Kibeho la Misa de clausura del Año Jubilar con motivo de los 25 años de las apariciones de la Virgen en Kibeho (ver Fides 28/11/2007).
“En la Misa estuvimos presentes todos los obispos de Ruanda y además 300 sacerdotes de los países vecinos (Burundi y la parte oriental de la República Democrática del Congo)”, afirmó Mons. Misago. “La participación de los fieles ha sido altísima, más de 35 mil personas provenientes de todo Ruanda, de otros países africanos e incluso de los Estados Unidos”.
“La Misa, que duró 5 horas, ha sido vivida con intensidad por todos los fieles, ha sido un verdadero momento de gracia para los participantes”, declaró el Obispo de Gikongoro.
En relación al Año Jubilar, Mons. Misago afirmó que “todos los ruandeses lo han tenido presente. Cada mes ha estado dedicado a una diócesis o a un grupo particular de personas (jóvenes, asociaciones de vida consagrada, asociaciones de familias católicas, etc.) que han organizado peregrinaciones muy concurridas”.
Las apariciones de Kibeho fueron reconocidas oficialmente por la Iglesia Católica el 29 de junio de 2001 después de 20 años de estudio por parte de dos comisiones, una médica y otra teológica, establecidas por el Obispo local. Han sido declaradas válidas sólo las apariciones a los tres videntes, Alphonsine Mumureke, Nathalie Mukamazimpaka y Marie Claire Mukangango. La virgen se presentó con el nombre de “Nyina wa Jambo” que en el idioma local significa “la Madre del Verbo”.
En su mensaje del 8 de setiembre de 2006 el Obispo de Gikongoro, Mons. Augustine Misago, anunció que las celebraciones por el 25 aniversario de la primera aparición de Kibeho iniciarían el 28 de noviembre, fiesta de Notre-Dame de Kibeho, según un programa propuesto por el comité pastoral del santuario, inaugurado oficialmente el 31 de mayo de 2003 por el entonces Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Cardenal Crescenzio Sepe.
“Estoy muy contento porque he visto con cuanta fe han participado las personas en la procesión que se realizó después de Misa”, había declarado a Fides Mons. Misago con ocasión de la inauguración del Año Jubilar. “En las celebraciones ha participado todo el colegio episcopal de Ruanda y Burundi, miles de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos provenientes de todo Ruanda además de Burundi, República Democrática del Congo (Kivu), Tanzania y Uganda. Había también algunos europeos que llegaron de Bélgica, Polonia y Alemania”
Mons. Misago, en su mensaje, recordaba que “para celebrar dignamente el año jubilar debemos ofrecer actos concretos a la luz del mensaje de Kibeho”. Entre estos se puede mencionar “rezar según las intenciones del Papa durante todo el año; reforzar la participación en la Misa con la comunión eucarística; recibir el sacramento de la Reconciliación; reconciliarse con los que consideramos enemigos, pedir perdón a los que hemos ofendido y perdonar a los que nos han ofendido; respetarnos los unos a los otros, dando testimonio de tolerancia recíproca en la familia, entre vecinos, en el trabajo, en las reuniones y en otras circunstancias sociales; trabajando con valentía por la verdad y por la justicia para todos, sobre todo en las condiciones actuales donde la cuestión de los tribunales de Gacaca (los tribunales populares y tradicionales encargados de juzgar a las personas involucradas en el genocidio de 1994), debe ser bien administrada para evitar que se transformen en una ocasión de injusticia y de ajuste de cuentas bajo la cobertura de la ley; multiplicar los actos de caridad y de misericordia, sobre todo durante la Cuaresma, sosteniendo las asociaciones humanitarias como Caritas y otras con objetivos similares”.
Ficha: Las apariciones de Kibeho
La Virgen se apareció en Kibeho por primera vez el 28 de noviembre de 1981 a Alphonsine Mumureke, una estudiante que entonces tenía 16 años. Ella describe a la Virgen como una mujer de una belleza incomparable, con un color de piel no muy bien definido. La mujer ve a la Virgen mientras servía a sus compañeras durante una comida en el refectorio del colegio. Los testimonios del episodio escuchan hablar a la vidente en francés, inglés, kinyarwanda y otras lenguas desconocidas. La Virgen se presente diciendo “Ndi Nyina wa Jambo” (“Yo soy la Madre del Verbo”).
El 29 de noviembre de 1981, la Virgen se aparece de nuevo a Alphonsine. En diciembre del mismo año el fenómeno se repite casi todos los sábados. Al inicio, Alphonsine se convierte en objeto de desconfianza y de burlas por parte de sus compañeras, pero en seguida personas externas al colegio se interesan por el caso. De este modo, desde el 16 de enero de 1982, continúan las apariciones, públicas en el cortil del colegio, y privadas, reservadas solo a la vidente y a las alumnas en el dormitorio. La última aparición de Alphonsine se realiza en 1989.
El 12 de enero de 1982, la Virgen se aparece a Anathalie Mukamazimpaka, otra estudiante que tenía 17 años. La Virgen se le aparece por última vez en diciembre de 1983, pero la aparición más sorprendente es la del 2 de marzo de 1982. Aquél día, en efecto, la Virgen se manifiesta a Marie-Claire Mukangango (en ese entonces de 21 años), una de las alumnas más escépticas. Sus apariciones duraron 6 meses.
A lo largo de las apariciones las 3 jóvenes recibieron diversos mensajes. El 15 de agosto de 1982, las videntes asisten a aquello que ha sido interpretado como la prefiguración del genocidio ruandés; al Virgen se aparece en lágrimas y las jóvenes ven “un río de sangre, personas que se matan unas a otras, cadáveres abandonados sin ninguno que los entierre, un árbol en llamas, un enorme abismo, un monstruo, cabezas decapitadas”. En otras visiones, sin embargo, la Virgen aparece sonriente e invita a los hombres a amarla como madre que cuida de sus hijos (“No es necesario tener miedo de la mamá”, dice María). Los hombres son llamados a la conversión, a la oración (sobre todo a la oración del Rosario), a la humildad y al amor hacia el prójimo. Las videntes han visto también el infierno, el purgatorio y el paraíso.
Estas apariciones han sido aprobadas por el Obispo de Gikongoro, Su Exc. Mons. Augustin Misago, Obispo de la diócesis donde se encuentra Kibeho, con una declaración publicada el 29 de junio de 2001. Otros 4 videntes (un chico y tres chicas) han declarado haber tenido visiones de la Virgen y de Jesús, pero sus visiones no han sido reconocidas. Desde 1982 en Kibeho se realizan peregrinaciones, curaciones y conversiones.
“La Virgen me ha enseñado a rezar la corona del Rosario de los 7 dolores porqué decía que se estaba preparando una tragedia para Ruanda”. De esta manera Nathalie Mukamazimpaka, una de las tres videntes de Kibeho, en Ruanda, recuerda lo que le dijo la Virgen durante sus apariciones.
“La Virgen nos ha pedido cambiar nuestro estilo de vida, amar los sacramentos, hacer penitencia, rezar incesantemente recitando el Rosario de los 7 dolores para la conversión del corazón de quienes se han alejado de Dios, y de ser humildes pidiendo perdón y perdonando”, agrega Nathalie.
“El perdón es un elemento central del mensaje evangélico”, comenta a Fides Mons. Augustine Misago, Obispo de Gikongoro. “Sin el perdón, en efecto, no se puede construir una sociedad fundada en el Evangelio. Sin el perdón no puede ni siquiera existir una sociedad sana, sino solo una sociedad herida”.
Mons. Misago recuerda el asombro y el sentimiento de inquietud generado por la narración de las videntes: “Ahora podemos decir que ha sido una predicción del drama ruandés, recuerdo que el 15 de agosto de 1982, fiesta de la Asunción, los videntes en vez de ver a la Virgen llena de gozo, fueron testimonios de visiones terribles, espantosas, cadáveres de los cuales brotaban borbotones de sangre, abandonados en las colinas. Nadie sabía el significado de estas terribles imágenes. Ahora se puede leer cuanto sucedido y pensar que pudo haber sido una visión de aquello que sucedió en Ruanda, y también en la región de los Grandes Lagos donde es derramada sangre en Burundi, Uganda y en la República Democrática del Congo”.
El Obispo de Gikongoro agrega que el mensaje de la Virgen de Kibeho se refiere a toda la humanidad. “Es necesaria una conversión de los corazones para obtener mayor justicia. Vivimos en una situación de desequilibrio mundial donde los ricos continúan enriqueciéndose y los pobres empobreciéndose. Es una situación vergonzosa que cada uno debe evaluar según su propia conciencia”.
La Iglesia en Ruanda
“Los jóvenes son el futuro de la Iglesia y de Ruanda. Debemos mirarlos a ellos si queremos sanar las heridas del pasado”. De esta manera, Mons. Alexis Habiyambere, S.I. Obispo de Nyundo y Presidente de la Conferencia Episcopal de Ruanda, describía en una entrevista a Fides las perspectivas de la Iglesia en Ruanda.
“La Iglesia está fuertemente comprometida en el proceso de reconciliación nacional. En particular la Comisión Justicia y Paz desarrolla un rol sumamente importante, así como en el nivel formativo las escuelas católicas llevan a cabo una labor esencial al educar a las nuevas generaciones en el respeto y el amor por el prójimo. Los movimientos de juventud católica, por su parte, desarrollan tareas de agregación y de formación en niños y jóvenes de todas las etnias”, afirma el presidente de la Conferencia Episcopal Ruandés.
Sobre las perspectivas futuras de la Iglesia Mons. Habiyambere afirma: “La Iglesia en Ruanda es una realidad viva. Los hechos de 1994 no han signado el fin de la espiritualidad de la población local, como algunos comentadores habían pronosticado, sino que más bien ésta se ha reforzado. La mayor parte del clero y de los religiosos son ruandeses y se puede constatar un aumento en las vocaciones. ¡El problema está más bien en que los seminarios están llenos y deberían ser ampliados!” “En este contexto la presencia de misioneros sigue siendo importante sobre todo en el ámbito sanitario y educativo”, prosigue el Obispo. “El fuerte deseo de espiritualidad de los ruandeses está también en la base de la difusión de las sectas, que ofrecen un mensaje más fácil de comprender que el que tratan de anunciar los cristianos y no pocas veces descienden incluso al plano moral. Pero se trata de un problema que no tiene que ver sólo con Ruanda, sino con todo África y con muchas otras partes del mundo”, concluye el Obispo.
Entre las iniciativas de la Iglesia Católica para favorecer la reconciliación nacional y promover la paz está el proyecto de paz Apax, creado y realizado por la Hermana Donata Uwimanimpaye, directora del Colegio de Muramba, en Ruanda.
El proyecto Apax ha sido totalmente ideado, creado y dirigido por ruandeses, y ha nacido para responder a las exigencias de la población local. El programa está subdividido en diversos macroproyectos que van desde la práctica de la no violencia evangélica a la construcción de una fábrica de velas o a la preparación para resolver conflictos.
La Hermana Donata Uwimanimpaye, promotora y animadora del proyecto, es una religiosa de Ruanda graduada en la Universidad de Friburgo, en Suiza, donde se encontraba en 1994 durante el genocidio ruandés. La religiosa presentó una tesis titulada “Preparación para la mediación de los conflictos”. Ahora la religiosa quiere poner en práctica las enseñanzas asimiladas en la universidad para promover la mediación de los conflictos y la gestión de las tensiones sociales a través de un conjunto de técnicas desarrolladas en Suiza y en los Estados Unidos a partir de 1999.
El proyecto Apax involucra a diversos jóvenes profesores que han constituido pequeños círculos en todo el país. El proyecto de educación cristiana en los valores de la paz y la reconciliación está plenamente de acuerdo con los objetivos de la Comisión nacional ruandés para la unidad y la reconciliación.
Algunos datos sobre la Iglesia católica en Ruanda (fuente: Anuario Estadístico de la Iglesia 2005). En una población de 9 millones de habitantes los católicos son 4’249,000, distribuidos en 9 diócesis con 149 parroquias. Hay 10 Obispos, 445 sacerdotes diocesanos, 126 sacerdotes religiosos, 170 religiosos profesos y 1,455 religiosas. Hay 4,345 catequistas. La Iglesia católica dirige 137 escuelas maternas con 38,648 niños; 1232 escuelas primarias con 892,434 alumnos; 131 escuelas secundarias con 61,351 estudiantes, 16 hospitales y 87 dispensarios. (Agencia Fides 1/12/2007; líneas 46, palabras 2101)