VATICANO - El Papa Benedicto XVI al Congreso internacional de Farmacéuticos católicos: "No es posible anestesiar las conciencias, por ejemplo sobre los efectos de moléculas que tienen como fin evitar la anidación de un embrión o abreviar la vida de una persona. El farmacéutico debe sensibilizar a todos"

martes, 30 octubre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El "papel educativo" de los farmacéuticos hacia los pacientes, para conducirlos a un empleo correcto de la asunción de los fármacos "y sobre todo para hacer conocer las implicaciones éticas del empleo de algunos fármacos" ha sido recordado el 29 de octubre por el Santo Padre Benedicto XVI, durante la audiencia concedida a los participantes en el XXV Congreso internacional de Farmacéuticos católicos sobre el tema: "Las nuevas fronteras de la acción farmacéutica”.
"En este ámbito - ha dicho Benedicto XVI -, no es posible anestesiar las conciencias, por ejemplo sobre los efectos de las moléculas que tienen por objeto evitar la implantación del embrión o abreviar la vida de una persona. El farmacéutico debe llamar a la sensibilización para que todo ser sea protegido desde su concepción hasta su muerte natural y para que los medicamentos cumplan verdaderamente su papel terapéutico. Por otra parte, ninguna persona puede ser utilizada, de modo desconsiderado, como un objeto para realizar experimentaciones terapéuticas, que deben llevarse siempre a cabo según protocolos que respeten las normas éticas fundamentales… La búsqueda del bien para la humanidad no puede conseguirse en detrimento del bien de las personas tratadas. En el ámbito moral, la federación de farmacéuticos, está invitada a hacer frente a la cuestión de la objeción de conciencia, que es un derecho que debe ser reconocido a los que ejercen esa profesión, para permitirles no colaborar, directa o indirectamente, en el abastecimiento de productos cuyos objetivos sean claramente inmorales, como por ejemplo el aborto y la eutanasia”.
El Papa ha recordado a continuación que las diversas estructuras farmacéuticas deben dar importancia a la solidaridad en el campo terapéutico, “para permitir el acceso a los cuidados y a las medicinas de primera necesidad a todas las clases sociales y en todos los países, y especialmente a las personas más pobres". Los farmacéuticos católicos pueden extraer "de la vida de fe y de la enseñanza de la Iglesia" los elementos que puedan conducirlos en el camino profesional junto a los enfermos, "que tienen necesidad de un sostén humano y moral para vivir en la esperanza y para encontrar los recursos interiores que les ayudarán día tras día" Además corresponde a los farmacéuticos católicos ayudar a los jóvenes que se introducen en las diversas profesiones farmacéuticas "a reflexionar sobre las implicaciones éticas cada vez más delicadas de sus actividades y sus decisiones". Para ello, Benedicto XVI ha invitado a todos los profesionales católicos del ámbito de la salud y a las personas de buena voluntad a "profundizar su formación no sólo sobre el plano técnico, sino también en lo que atañe a las cuestiones de bioética".
"El ser humano, dado que es imagen de Dios, debe estar siempre en el centro de las investigaciones y las elecciones en materia biomédica - ha concluido el Pontífice -. Las ciencias biomédicas están al servicio del ser humano; De no ser así, serían frías e inhumanas. Todo saber científico en el ámbito de la salud y toda acción terapéutica, están al servicio del enfermo, considerado en su integridad, que debe ser un sujeto activo de estas curas y cuya autonomía debe respetarse". (S.L) (Agencia Fides 30/10/2007; Líneas: 41 Palabras: 574)


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