ASIA/PAKISTÁN - Entre las dificultades y tensiones, la obra de los misioneros de San Columbano para anunciar y vivir la Palabra de Dios, y construir puentes de paz

jueves, 11 octubre 2007

Lahore (Agencia Fides) - Entre dificultades, tensiones y violencia, las misiones no se detienen. La Buena Nueva alcanza a confortar y cambiar la vida de muchas familias, sobretodo en áreas remotas y abandonadas, gracias a los Misioneros de San Columbano, que desarrollan su servicio para ayudar a los más pobres de la población pakistaní.
El país está bajo el liderazgo del General Pervez Musharraf, habiendo atravesado en los últimos meses, momentos de incertidumbre política y una escala de violencia que ha afectado también a las minorías religiosas: violencias, atentados y ataques suicidas se han registrado en diversas provincias.
Los misioneros de San Columbano, conscientes de las dificultades, no han perdido el ánimo: han prestado su ayuda generosa a las familias golpeadas por la violencia de grupos integristas y a aquellas cuya actividad económica ha sido devastada por terremotos y desastres naturales, sobretodo al norte de Pakistán.
“Hay tanto por hacer. Muchas personas apenas logran sobrevivir, pero aún así conservan una gran fe, incluso a pesar de ser amenazadas o duramente intimidadas”, cuentan los misioneros, que están comprometidos sobre todo en el trabajo en zonas rurales, montañosas, o en los suburbios periféricos de ciudades como Badina, Nagar, Parkar, Hyderabad, Karachi o Lahore. “Buscamos responder a la llamada de Dios que nos ha traído aquí para testimoniar la Buena Nueva de su amor. Junto a todos los hombres de buena voluntad buscamos construir puentes de tolerancia, comprensión, reconciliación y paz”, afirman los misioneros.
Los misioneros afirman que el trabajo de asistencia humanitaria se realiza frecuentemente junto a personas de fe musulmana: trabajar juntos en proyectos de solidaridad es una manera de unir a los creyentes de distinta fe y dar un incentivo al diálogo interreligioso. Musulmanes y cristianos están llamados a trabajar juntos a favor de los pobres y de los marginados, para contribuir al bienestar de la población de Pakistán, sin diferencias étnicas, raciales, idiomáticas o religiosas. El fin es comprometernos juntos por la paz y la armonía de un país que, desde su nacimiento, en la post-guerra, no había tenido nunca problemas de convivencia entre cristianos y musulmanes, sino hasta tiempos recientes, con la difusión de ciertas tendencias integristas. (PA) (Agencia Fides 11/10/2007; líneas 30, palabras 385)


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