VATICANO - San Cirilo de Alejandría, “testigo firme e incansable” de Jesucristo, Verbo de Dios encarnado: Papa Benedicto XVI en audiencia general continúa la catequesis sobre los Padres Apostólicos

jueves, 4 octubre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - A su regreso a Vaticano luego de pasar el periodo veraniego en la residencia de Castelgandolfo, el Santo Padre Benedicto XVI, en la Audiencia General del miércoles 3 de octubre se detuvo sobre la figura de San Cirilo de Alejandría. “Ligado a la controversia cristológica que llevó al Concilio de Éfeso en el 431 y último representante de relieve de la tradición alejandrina -afirmó el Papa en su discurso-, Cirilo fue definido más tarde en el oriente griego ‘guardián de la rectitud’-entiéndase ‘guardián de la verdadera fe’- y además ‘sello de los Padres’.” Cirilo, en efecto, hizo constante referencia a los autores eclesiásticos precedentes, con el fin de mostrar la continuidad de la propia teología con la tradición de la Iglesia, “en la que reconoce la garantía de la continuidad con los Apóstoles y con Cristo mismo”.
Venerado como santo tanto en oriente como en occidente, Cirilo en 1882 fue proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa León XIII. Las noticias sobre su primera elección a la sede de Alejandría son muy pocas. Sobrino de Teófilo, Cirilo nació probablemente en Alejandría, Egipto, entre el 370 y el 380, recibió una buena educación, cultural y teológica. A la muerte de su tío Teófilo, en el 412, el aún joven Cirilo fue elegido Obispo de Alejandría, donde gobernó con gran energía por treinta y dos años. En el 417 o 418, “el Obispo de Alejandría se mostró realista al recomponer la ruptura de la comunión con Constantinopla, que era en pie ya desde el 406, como consecuencia de la deposición del Crisóstomo”, recordó Benedicto XVI. Pero las diferencias subsistentes con la sede constantinopolitana se reavivaron en el 428, con la elección de Nestorio a dicha sede, que “en su predicación prefería para María el título de ‘Madre de Cristo’ (Christotókos), en lugar de aquel -ya en aquel momento sumamente querido por la devoción popular- de ‘Madre de Dios’ (Theotòkos). El motivo de esta opinión del obispo Nestorio era su adhesión a la cristología de tipo antioqueño que, para salvaguardar la importancia de la humanidad de Cristo, terminaba afirmando la división respecto de la divinidad”.
Cirilo -en aquel entonces máximo exponente de la cristología alejandrina, quien pretendía más bien subrayar fuertemente la unidad de la persona de Cristo- reaccionó fuertemente, dirigiéndose además con una serie de cartas al mismo Nestorio, recordando el “deber de los Pastores de preservar la fe del Pueblo de Dios” e ilustrando con claridad su fe cristológica: “Afirmamos, pues, que son diversas las naturalezas que se han unido en verdadera unidad, pero de las dos resulta un solo Cristo y un solo Hijo, no porque a causa de la unidad se haya eliminado la diferencia de naturalezas, sino porque divinidad y humanidad, reunidas en unión indecible e inenarrable, han producido para nosotros al solo Señor y Cristo e Hijo”. El obispo de Alejandría logró que Nestorio fuese repetidamente condenado también por el Concilio realizado en Éfeso en el 431, el tercero ecuménico. La asamblea, que se desarrolló también con otros temas, concluyó con el primer gran triunfo de la devoción a María y con el exilio de Obispo constantinopolitano que no quería reconocer a la Virgen el título de “Madre de Dios”. Cirilo supo, sin embargo, llegar ya en el 433 a una fórmula teológica de compromiso y de reconciliación con los antioqueños. “Y también esto es significativo -subrayó el Pontífice-: por una parte está la claridad de la doctrina de fe, pero por otra está la búsqueda de una intensa unidad y reconciliación”. Cirilo se dedicó a defender y clarificar su posición teológica hasta la muerte, el 27 de junio del 444.
Cirilo ha dejado un gran número de textos, difundidos ya durante su vida en diversas traducciones orientales y latinas, que “son de primordial importancia para la historia del cristianismo”: sus comentarios a muchos libros veterotestamentarios y del Nuevo testamento, numerosas obras doctrinales en defensa de la fe trinitaria y en respuesta a polémicas anticristianas. “San Cirilo de Alejandría, “testigo firme e incansable” de Jesucristo, Verbo de Dios encarnado, -concluyó el Santo Padre-, destacando sobretodo la unidad… la fe en Jesús Logos nacido del Padre está también muy radicada en la historia porque, como afirma san Cirilo, este mismo Jesús vino en el tiempo con el nacimiento de María, la Theotòkos, y estará, según prometió, siempre con nosotros. Esto reviste una grande importancia: Dios que es eterno nació de mujer y permanece con nosotros para siempre. En esta fe vivimos, en esta fe encontramos el camino de nuestra vida.” (S.L.) (Agencia Fides 4/10/2007; líneas 53, palabras 791)


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