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Sydney (Agencia Fides) - La JMJ no es una reunión como las demás; no es sólo un encuentro multicultural ni tampoco sólo una ocasión para hacer nuevas amistades. Es sobre todo un momento de conversión, de encuentro con Dios, de compartir con el prójimo y de anunciar la Buena Nueva. Es pues necesario prepararse espiritualmente al evento para no dejarse sobrepasar por los asuntos organizativos y logísticos. Es lo que ha recordado el Cardenal George Pell, Arzobispo de Sydney, dirigiéndose a los jóvenes australianos y a los jóvenes de todo el mundo mientras se acerca la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud que se tendrá en Australia del 15 al 20 de julio de 2008.
Según el Arzobispo, las potenciales dificultades para acoger a más de 500 mil jóvenes no deben crear preocupación: toda la organización es manejada con fe en la Providencia y con la conciencia de que el Señor abre los corazones. “El desafío más importante es la preparación espiritual” a través de la reflexión, la oración y los sacramentos, subrayó el Cardenal, recordando que algunas encuestas recientes señalan un descenso en la fe y en la religiosidad de los jóvenes australianos, atraídos por un modelo cultural consumista y secularizado: “Un número cada vez mayor de jóvenes australianos piensa que se puede vivir bien sin Dios. Hay una erosión de la fe y de la práctica religiosa”. Los jóvenes creyentes están llamados a dar una respuesta con el testimonio de una vida centrada en el Amor de Dios.
“Una de las bendiciones que la Jornada Mundial de la Juventud nos dará —añadió el Cardenal Pell— será el don del único y verdadero Dios, recordándonos las enseñas de Cristo, único Hijo de Dios, y poniendo los valores espirituales en la escena pública”.
Mientras continua el peregrinaje de la Cruz de los Jóvenes y del Icono de la Virgen “Salus Populi Romani” por las distintas diócesis australianas, las inscripciones a la JMJ siguen llegando de todo el mundo y el Comité organizador está disponiendo las estructuras logísticas para hospedarlos. También Mons. Anthony Fisher, Obispo auxiliar de Sydney y coordinador de la JMJ, señaló que el fermento organizativo debe estar siempre acompañado de un compromiso espiritual, recordando, así mismo, que la JMJ en Australia constituye una ocasión preciosa para que todos los jóvenes de Oceanía puedan repensar la dimensión trascendente de su vida y recuperar su relación con Dios. Será “una gran oportunidad para una nueva evangelización”. (PA) (Agencia Fides 3/10/2007 líneas 31 palabras 421)
