Octubre: “Para que la Jornada Mundial Misionera sea una ocasión propicia para suscitar una cada vez más profunda conciencia misionera en cada bautizado” Comentario a la intención misionera indicada por el Santo Padre, por el P. Vito Del Preto, PIME, Secretario General de la Pontificia Unión Misionera (PUM)

lunes, 1 octubre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La Jornada Mundial Misionera 2007 lleva por tema: “Todas las Iglesias para todo el mundo”. Con este eslogan, el Papa Benedicto XVI “invita a las Iglesias locales de cada continente a una consciencia compartida sobre la urgente necesidad de dar un nuevo impulso a la acción misionera frente a los múltiples y graves desafíos de nuestro tiempo” (Benedicto XVI, Mensaje por la Jornada Mundial Misionera 2007). Al mismo tiempo desea impulsar nuevamente y dar nueva identidad a los sacerdotes y laicos Fidei Donum, nuevo sujeto misionero, que es la expresión más comprensible, inmediata y eficaz de la responsabilidad de la Missio ad Gentes que tienen todas las Iglesias particulares. Aquello que hace a este mensaje particularmente eficaz y comprensible es la consciencia ya adquirida de que la Iglesia es por su propia naturaleza misionera.
La Iglesia existe para la humanidad. Como comunidad convocada por la Trinidad, ella es signo o sacramento de la humanidad salvada (el pueblo santo de Dios, un reino de sacerdotes) que debe testimoniar y proclamar la salvación de Dios (pueblo de profetas).
Toda la Iglesia santa está consagrada a la misión. Es una Iglesia que reza, una Iglesia que anuncia, una Iglesia que interpela y, a la luz de su Señor, se inserta en el curso de la Historia. Todas las Iglesias están llamadas a evangelizar el mundo entero. A la Iglesia, a todas las Iglesias, y a todos en la Iglesia, ha sido confiada la tare de evangelizar a las Gentes hasta los confines de la Tierra.
Todas las Iglesias - Todo el Mundo: es la universalidad de la misión que Cristo confió a su comunidad de discípulos; universalidad de sujetos misioneros y universalidad de los destinatarios de la evangelización. En el fondo, el mensaje del Papa resalta que toda la Iglesia y todas las Iglesias tiene como tarea prioritaria, absoluta, justificante de su existencia y actividad sólo esto: ir y anunciar el Reino de Dios, que llegó con Cristo, Salvador del Mundo, en un modelo de comunión misionera entre las Iglesias difundidas en los diversos pueblos de la Tierra. Es toda la Iglesia en sus presencias culturales e históricas la que debe hacer morada entre las gentes.
Esta misión tiene como modelo, metodología y camino, la comunión entre las Iglesias, en la unidad del Cuerpo místico de Cristo. La misión es una tarea de todas las comunidades, que como vasos comunicantes comparten personal y recursos para la única misión universal. Todas las Iglesias unidas en la misión. Pío XII, con la Encíclica Fidei Donum, de la cual celebramos este año el 50º aniversario de publicación, creó un nuevo sujeto misionero eclesial y de este modo abrió una fase nueva en la historia misionera. Colocó al nivel teórico, pero sobre todo al nivel de la praxis, signos e instituciones de una renovada acción eclesiológica. Afirmaba claramente que toda la Iglesia y todas las Iglesias deben participar en la acción misionera universal y por tanto es su deber enviar miembros a otras Iglesias para la acción evangelizadora. En estos 50 años todas las Iglesias, aquellas de fundación antigua y reciente, han continuado enviando a sus sacerdotes diocesanos y a sus laicos primeramente a las Iglesias hermanas del África, luego a América Latina y Asia, para la misión Ad Gentes, para la nueva evangelización o simplemente para salir al encuentro de las necesidades de las Iglesias más pobres.
Sin embargo, debemos constatar que en las Iglesias de antigua fundación existe una aguda disminución de vocaciones presbiterales misioneras de por vida, así como una disminución de los Fidei Donum, lo que constituye un verdadero desafío que enfrentar, según decía el Papa Benedicto XVI a los participantes en el Congreso Mundial de los Fidei Donum, organizado por la Pontificia Unión Misionera, desarrollada en Sacrofano (Roma) en mayo del 2007.
La experiencia eclesial, en efecto, nos dice que el único remedio para dar nuevamente vitalidad a las comunidades cristianas es la Missio ad Gentes. La fe se revive donándola. Si una diócesis, una comunidad cristiana, no se colocan en el camino de la evangelización, entonces hay una crisis de fe. En el 50º aniversario de la Encíclica Fidei Donum y frente a la urgencia de la evangelización oremos para que todas las Iglesias hagan propia aquella expresión usada en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Pueblo en 1979: “Es cierto que nosotros mismos tenemos necesidad de misioneros, pero debemos dar desde nuestra pobreza”. (P. Vito Del Prete, PIME) (Agencia Fides 1/10/2007; líneas 55, palabras 793)


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