VATICANO - Vocación y misión de los gitanos consagrados al servicio de sus hermanos: Primer Encuentro Mundial de sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas gitanos

lunes, 24 septiembre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Los gitanos consagrados, su vocación y misión entre los hermanos de su etnia, es el argumento del Primer Encuentro Mundial de sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas gitanos, promovido por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes que se desarrolla en Roma del 22 al 25 de setiembre para reflexionar sobre el tema “Con Cristo al servicio del pueblo gitano”. El encuentro se realiza bajo el impulso de las “Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos” (2005) y celebra el décimo aniversario de la beatificación de Ceferino Giménez Malla, el primer gitano elevado a la gloria de los altares (4 de mayo 1997). Los participantes son más de 40 entre sacerdotes, religiosos y religiosas de origen gitano.
Los gitanos son cerca de 36 millones esparcidos en Europa, América y en algunos países del Asia. Dieciocho millones viven en la India, tierra originaria de esta población. Las estimas del Consejo de Europa, en relación a este continente, dan un número que oscila entre 9 y 12 millones, con una importante concentración en Europa del Este. También en Estados Unidos viven casi un millón de gitanos. Esta población está constituida por varios grupos y etnias, entre los más conocidos se pueden mencionar los siguientes: Rom, Sinti, Manousche, Kalé, Yéniches y Xoraxané. Se estima que los consagrados gitanos son un centenar. Un número considerable se encuentran en la India, que cuenta con 20 sacerdotes, seguida por Hungría, con unos diez sacerdotes, Eslovaquia, España, Rumania e Italia. Hasta el momento Francia es el único país donde el director nacional para la pastoral de los gitanos es un sacerdote, ayudado por otro sacerdote, tres diáconos, dos religiosas y una laica consagrada, todos gitanos.
“Vosotros, sacerdotes, diáconos y religiosas, sois la ‘porción elegida’ del pueblo gitano, y en vosotros —lo podemos afirmar con certeza— se manifiesta el extraordinario amor de Dios por vuestro pueblo” afirmó S.E.R. Mons. Agostino Marchetto, Secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, en su discurso de apertura. “El presente encuentro —estoy seguro— os ofrecerá muchas ocasiones para reafirmar con fuerza y valentía vuestra voluntad de llevar a vuestros hermanos gitanos el tesoro que habéis descubierto, Cristo y su Evangelio, y compartir con ellos el amor gratuito del Padre nuestro que está en los cielos”. El Arzobispo señaló que la especificidad de la pastoral con los gitanos y los desafíos de la cultura actual en la evangelización del pueblo gitano “exigen una sólida estructura espiritual y una vida de oración, además de un testimonio claro y una fidelidad valiente y coherente”. Invitando a los presentes a considerar el gran don que Cristo les ha dado en la vocación sacerdotal y religiosa Mons. Marchetto afirmó: “Gracias a vuestra generosa respuesta a la llamada de Dios, a la fidelidad en el ejercicio de vuestro ministerio y en la consagración, el pueblo gitano —vuestro pueblo— se abre a Cristo y a la Iglesia y se siente en ella como ‘en su casa’. Y gracias a vuestro valiente testimonio la Iglesia, a su vez, se descubre en sus hijos todavía sofocada por esteriotipos y prejuicios en relación a los gitanos, pero deseosa de un renovado diálogo y de una cordial acogida. Esto es lo que queremos y por esto rezamos”.
Mons. Novatus Rugambwa, Subsecretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, en su intervención resaltó como no se puede silenciar el hecho de que la mayoría de los gitanos “vive todavía en condiciones que no están a la altura de las exigencias fundamentales de la persona humana y en situación de conflicto con los principios humanos y cristianos... Es motivo de desaliento el poco cuidado y la indiferencia por la escolarización de los niños gitanos. Sorprende el hecho de que la sociedad actual se mueva todavía por prejuicios que marginan a tanto jóvenes y adultos, incluso con una formación profesional, y que no encuentran trabajo porque son... gitanos. Además no se pueden silenciar los hechos de verdadero racismo de los que todavía son victimas. Diciendo esto no olvidamos ciertamente los deberes y la responsabilidad que tienen en relación a la sociedad que los rodea”. (S.L.) (Agencia Fides 24/9/2007 - líneas 50, palabras 718)


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