VATICANO - “Hoy, en el ministerio de un Obispo, los aspectos organizativos son absorbentes, los compromisos son múltiples, las necesidades siempre tantas, pero el primer lugar en la vida de un sucesor de los Apóstoles debe estar reservado a Dios”: la exhortación de Benedicto XVI a los Obispos

lunes, 24 septiembre 2007

Castelgandolfo (Agencia Fides) - El carácter “apostólico y pastoral de la oración del Obispo” fue el tema sobre el cual se detuvo el Santo Padre Benedicto XVI durante la audiencia a los Obispos recientemente nombrados en audiencia en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, el 22 de septiembre, con ocasión de su reunión promovida por la Congregación de los Obispos. “La experiencia que estáis viviendo -dijo el Papa-, además que estimularos en la reflexión sobre la responsabilidad y las tareas de un Obispo, os consiente reavivar en vuestros espíritus la conciencia de que no estáis solos en el gobierno de la Iglesia de Dios, mas junto con la ayuda de la gracia, tenéis también el apoyo del Papa y de vuestros Hermanos”.
Entre las tareas asumidas con la Ordenación episcopal, está también el de “perseverar en la oración a Dios omnipotente por el bien de su pueblo santo”, recordó Benedicto XVI. “Como los Apóstoles, también nosotros, queridísimos Hermanos, en cuanto sus sucesores, estamos llamados sobre todo a estar con Cristo, para conocerlo más profundamente y ser partícipes de su misterio de amor y de su relación plena de confianza con el Padre. En la oración íntima y personal, el Obispo, como y más aún que todos sus fieles, está llamado a crecer en el espíritu filial hacia Dios, aprehendiendo de Jesús mismo la confidencia, la confianza y la fidelidad, actitudes propias del Señor en su relación con el Padre”.
El Santo Padre recordó que “los Apóstoles habían comprendido bien como la escucha en la oración y el anuncio de las cosas escuchadas debían tener el primado sobre muchas cosas por hacer” y destacó la actualidad de este programa apostólico: “Hoy, en el ministerio de un Obispo, los aspectos organizativos son absorbentes, los compromisos son múltiples, las necesidades siempre tantas, pero el primer lugar en la vida de un sucesor de los Apóstoles debe estar reservado a Dios. Especialmente de este modo ayudamos a nuestros fieles”.
Benedicto XVI citó su Encíclica “Deus caritas est”, cuando afirma que a través de la oración el pastor se hace sensible a las necesidades de los otros y misericordioso con todos, en cuanto “la oración educa al amor y abre el corazón a la caridad pastoral para acoger a todos aquellos que recurren al Obispo”. El Papa exhortó a los Obispos a reservar un puesto particular en su oración, para los sacerdotes, “para que sean siempre perseverantes en la vocación y fieles a la misión presbiteral que se les ha confiado”, y para las vocaciones, que “deben ser pedidas con insistencia a Dios”. El Obispo debe además ser animador de la oración en la sociedad, con frecuencia agitada y olvidada de Dios, promoviendo “lugares y ocasiones de oración, donde en el silencio, en la escucha de Dios mediante la lectio divina, en la oración personal y comunitaria, el hombre pueda encontrar a Dios y vivir la experiencia de Jesucristo”. Debe empeñarse para que la parroquia y los Santuarios, los ambientes educativos y de sufrimiento, las familias mismas, se conviertan en lugares de comunión con el Señor. “En modo particular quisiera exhortaros a hacer de la Catedral una ejemplar casa de oración, sobre todo litúrgica, donde la comunidad diocesana reunida con su Obispo pueda alabar y dar gracias a Dios por la obra de salvación e interceder por todos los hombres”.
Concluyendo su discurso, Benedicto XVI aconsejó: “Queridísimos Obispos, ¡sed hombres de oración!... En el dirigiros a Dios por vosotros mismos y por vuestros fieles tengan la confianza de los hijos, la audacia del amigo, la perseverancia de Abraham, que fue incansable en la intercesión. Como Moisés tened las manos elevadas hacia el cielo, mientras vuestros fieles combaten el buen combate de la fe. Como María, sabed cada día alabar a Dios por la salvación que Él realiza en la Iglesia y en el mundo, convencidos que nada es imposible a Dios”. (S.L.) (Agencia Fides 24/9/2007; líneas 46, palabras 691)


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