VATICANO - Benedicto XVI en visita pastoral a Velletri: “Esta es nuestra misión común: ser fermento de esperanza y de paz porque creemos en el amor. El amor hace vivir la Iglesia, y porque este es eterno, la hace vivir siempre hasta el fin de los tiempos”

lunes, 24 septiembre 2007

Velletri (Agencia Fides) - “He regresado con mucho gusto en medio a vosotros… He regresado con alegría para encontrar a vuestra comunidad diocesana, que por diversos años ha sido en modo singular también mía y me sigue siendo querida”. Con estas conmovedoras palabras el Santo Padre Benedicto XVI inició la homilía durante la Concelebración Eucarística que presidió la mañana del domingo 23 de septiembre en la plaza de San Clemente, en Velletri, diócesis de la cual ha sido Cardenal titular desde 1993 hasta la elección al Pontificado.
Retomando el tema que ha marcado la intensa preparación de la diócesis para el encuentro con el Papa -un verso de la Primera Carta de San Juan: “Hemos reconocido y creído en el amor que Dios tiene por nosotros” (4, 16) -Benedicto XVI destacó: “Hemos creído en el amor: esta es la esencia del cristianismo. Nuestra hodierna asamblea litúrgica no puede por lo tanto no focalizarse en esta verdad esencial, sobre el amor de Dios, capaz de imprimir a la existencia humana una orientación y un valor absolutamente nuevos. El amor es la esencia del Cristianismo, que hace al creyente y a la comunidad cristiana un fermento de esperanza y de paz en todo ambiente, atentos especialmente a las necesidades de los pobres y de los necesitados. Y esta es nuestra misión común: ser fermento de esperanza y de paz porque creemos en el amor. El amor hace vivir la Iglesia, y porque este es eterno, la hace vivir siempre hasta el final de los tiempos”.
El Santo Padre comentó el Evangelio del domingo, en el cual San Lucas narra la parábola del administrador deshonesto (cfr. Lc 16, 1- 13), a través de la cual el Señor quiere ponernos en guardia sobre nuestra relación con el dinero y los bienes de esta tierra. “En verdad la vida es siempre una opción: entre honestidad y deshonestidad, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre bien y mal” dijo Benedicto XVI. “Es por lo tanto necesaria una decisión fundamental entre Dios y mamón, es necesaria la opción entre la lógica de la ganancia como criterio último en nuestro actuar y la lógica del compartir y de la solidaridad. La lógica de la ganancia, si se prevalece, incrementa la desproporción entre pobres y ricos, así como una desastrosa explotación del planeta. En cambio cuando prevalece la lógica del compartir y de la solidaridad, es posible corregir el rumbo y orientarlo hacia un desarrollo ecuánime para el bien común de todos. En el fondo se trata de la decisión entre el egoísmo y el amor, entra la justicia y la deshonestidad, en definitiva entre Dios y Satanás. Si amar a Cristo y a los hermanos no es considerado como algo accesorio o superficial, sino como el verdadero y último fin de toda nuestra existencia, es necesario saber obrar decisiones de fondo, estar dispuestos a renuncias radicales, de ser necesario hasta el martirio. Hoy, como ayer, la vida del cristiano exige el valor de ir contra corriente, de amar como Jesús que hay llegado hasta el sacrificio en la cruz”.
Comentando las otras dos lecturas de la Santa Misa, el Pontífice destacó que el cristiano debe rechazar con energía “una búsqueda egoísta de la ganancia en todos los modos posibles y que se traduce en una sed de ganancia, en un desprecio por los pobres y en una explotación de su situación para el propio bien” y en cambio debe abrir el corazón a la generosidad auténtica que “se expresa en un amor sincero para todos y se manifiesta en la oración”. Tras haber exhortado a la oración, indispensable “aporte espiritual para la edificación de una Comunidad eclesial fiel a Cristo ya la construcción de una sociedad más justa y solidaria”, el Papa concluyó la homilía invocando a la Virgen Santísima: “¡Qué María nos libre de la avaricia de las riquezas, y haga que, elevando las manos libres y puras al cielo, demos gloria a Dios con toda nuestra vida!”
Terminada la Celebración Eucarística, el Santo Padre bendijo la Columna conmemorativa en bronce que le fue donada por ciento ciudades de Bavaria en ocasión de su Viaje Apostólico a Alemania y por sus ochenta años. Un ejemplar de la obra se encuentra en Marktl am Inn, pueblo natal del Papa, y el otro ejemplar fue donado por el Santo Padre a la diócesis de Velletri-Segni. (S.L.) (Agencia Fides 24/9/2007; líneas 48, palabras 773).


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