EUROPA/ITALIA - Mensaje para la Jornada de Agradecimiento 2007: “Cuando el hombre transforma aquello que es un don en una posesión de pocos, realiza un robo, hasta que contra los otros hombres o pueblos, contra el verdadero propietario de esta tierra, que es el Señor mismo. Él la ha creado y la asigna al hombre, a cada hombre, de todo tiempo y de todo lugar”

viernes, 21 septiembre 2007

Roma (Agencia Fides) - “Cuando el hombre transforma aquello que es un don en una posesión de pocos, realiza un robo, hasta que contra los otros hombres o pueblos, contra el verdadero propietario de esta tierra, que es el Señor mismo. Él la ha creado y la asigna al hombre, a cada hombre, de todo tiempo y de todo lugar”: es cuanto se lee en el Mensaje para la Jornada de Agradecimiento, que en Italia se celebrará el 11 de noviembre próximo, redactado por la Comisión Episcopal para los problemas sociales y el trabajo, la justicia y la paz, de la Conferencia Episcopal Italiana.
En el texto se pone en evidencia que el cuidado por el ambiente natural y el compromiso para un auténtico desarrollo humano están estrechamente ligados. “El cuidado y el perfeccionamiento de lo creado tiende en efecto a prefigurar la plenitud de vida a la cual está llamado el hombre: una “humanidad nueva” que tiene como ley el amor y como modelo a Cristo, primogénito de toda la creación”. Citando cuanto afirma Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2007, cuanto “pone a la luz como es que una visión reductiva del hombre termina en producir consecuencias negativas también para la misma defensa del mundo natural”, el mensaje destaca que “cuidar la integridad de la persona humana, en su relación con Dios y con lo creado, significa negar todo concepto deshumano de desarrollo y reducir el territorio a la complejidad de los factores que lo determinan. Resulta claro que la resolución de la crisis ecológica, el dar un nuevo impulso al desarrollo de los pueblos y por lo tanto el futuro del planeta, están confiados, antes que a las leyes y a acuerdos internaciones, por muy sabios y clarividentes, a una transformación de las conciencias iluminadas por precisos principios morales, premisa para la elaboración de reglas, leyes y acuerdos. Si en verdad la crisis ecológica está ligada a una mentalidad errada, a modos de vida equivocados, debemos desarrollar una nueva mentalidad, un modo nuevo de relacionarnos con el ambiente”.
“Es necesaria la valentía para promover estilos de vida, modelos de producción y consumo marcados en el respeto por lo creado y a las reales exigencias de progreso sostenido -exhorta el Mensaje-, para redescubrir la sobriedad que estirpe desde el corazón del hombre la codicia de poseer y restituya el primado al ser, que conduzca al hombre a usar la tierra sin abusar de ella, que nos enseñe a evitar lo inútil, lo superfluo, lo efímero, que purifique la mirada y haga descubrir que el ambiente no es una presa a ser saqueada, sino un jardín que debe ser cuidado”.
La fiesta de Agradecimiento es entonces una invitación dirigida cada año a todas las comunidades cristianas para “renovar a quien es el Señor del cielo y de la tierra sentimientos de verdadera gratitud por la riqueza de los dones de la creación”, y constituye también una seria exhortación a hacer “un sincero examen de conciencia”. (S.L.) (Agencia Fides 21/9/2007; líneas 35, palabras 567)


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