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Freetown (Agencia Fides) - “Después de una cierta tensión por la batalla final, el pueblo de Sierra Leona expresa toda su alegría y satisfacción por el resultado obtenido, que confirma el deseo general de un cambio respecto al pasado y el fuerte deseo de olvidar para recomenzar de nuevo”, dice a la Agencia Fides el P. Gerardo Caglioni, misionero javeriano, con una larga experiencia en el país y autor de una historia sobre la evangelización de Sierra Leona, comentando la elección de Ernest Bai Koroma, líder del All People’s Congress Party (APC), el principal partido de la oposición, como nuevo Presidente de Sierra Leona (ver Fides 17 de septiembre de 2007).
“La gente de Sierra Leona ha querido imprimir un cambio porque la vieja administración, al poder por dos mandatos consecutivos, ha desilusionado tremendamente a todos por su mal gobierno y por la parcialidad de su acción política, favoreciendo incluso a sectores religiosos alternativos respecto a la impostación cristiana de la Colonia Británica, en primer lugar, y también del Estado de Sierra Leona”, explica el misionero. “Deseo de olvidar, porque regresa el partido que los había llevado a la guerra civil, utilizando hombres ineptos y que lamentablemente no estaban a la altura de la tarea que se les había asignado. Deseo de olvidar el pasado para confiar en hombres nuevos del partido que renace de las cenizas de la guerra, esperando que estos personajes posean algo más para ayudar al país a mejorar”.
El P. Gerardo explica cuales son las expectativas de la población respecto al nuevo Presidente: “Mejoría del nivel de vida significa un salto de cualidad en la educación, crear muchos puestos de trabajo para los jóvenes desde hace demasiado tiempo desocupados, modernizar el país con los medios de comunicación de masa, haciendo llegar la electricidad a muchos que todavía no cuentan con ella, una red de vías que permita el desarrollo de las zonas más aisladas y que son sin embargo ricas en recursos humanos, un transporte público decente y disponible para todos, un servicio sanitario que eleve el nivel medio de la vida y que combata las difundidas enfermedades atávicas, el poder acceder al microcrédito, etc.”.
“La cuestión verdaderamente irrenunciable es el manejo de las inmensas riquezas del país para que sean utilizadas con el fin de mejorar la cualidad de vida de la comunidad nacional”, recuerda el P. Caglioni. “Esto significa combatir con firmeza a la corrupción, al nepotismo, al gobierno subterráneo, dejando claras las relaciones entre el poder oculto de las sociedades tribales y el poder político ejercitado democráticamente por los representantes elegidos y confirmados por el pueblo”.
“Será necesario, asimismo, una relación más justa y honesta con los socios internacionales, que con palabras están dispuestos a ayudar y socorrer al pueblo de Sierra Leona, pero que en la práctica, frecuentemente, se dedican a los propios intereses políticos y económicos en modo vergonzoso”.
“De este modo”, añade el misionero, “se podrá asegurar una paz posible a Sierra Leona. Pero ¿cuál es la paz posible? La que dará de nuevo esperanzas verdaderas a la gente y que hará posible un nivel de vida menos miserable y más justo, porque el país posee los recursos físicos, intelectuales y espirituales para ser una sociedad mejor”.
“La Iglesia, con sus Obispos, tiene la delicada tarea de llamar a la sociedad civil a la realización de estos programas, en lo concreto y siendo fieles a las promesas hechas, estimulando a las comunidades cristianas a ser la conciencia de la nación para que no pierda la enésima ocasión para un crecimiento y un desarrollo integral, según la exigencia evangélica. Si esto no es así, por desesperación o exasperación, el país deberá considerar otros medios, ya no pacíficos. Que el Señor nos libre de esta nefanda y horrenda solución”, concluye el P. Caglioni. (L.M.) (Agencia Fides 19/9/2007 líneas 43 palabras 640)
