VATICANO - En la Audiencia General Benedicto XVI recorre su viaje a Austria: “Ha surgido en particular la realidad viva, fiel y variada de la Iglesia católica… una presencia gozosa e involucradora, de una Iglesia que, como María, es llamada siempre a ‘mirar a Cristo’ para poderlo mostrar y ofrecer a todos”

jueves, 13 septiembre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En su discurso durante la audiencia general del miércoles 12 de septiembre, que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro donde el Papa llegó desde su residencia de verano en Castelgandolfo, Benedicto XVI se detuvo en su reciente viaje apostólico a Austria. “Motivo específico de esta visita -recordó el Santo Padre- fue el 850 aniversario del Santuario de Mariazell, el más importante de Austria, también predilecto de los fieles húngaros y muy frecuentado por peregrinos de otras Naciones limítrofes. Se ha tratado primero que todo de un peregrinaje, que ha tenido como lema ‘Mirar a Cristo’: ir al encuentro de María que nos muestra a Jesús”.
El programa del viaje pastoral incluyó también encuentros con el Presidente de la República y con el Cuerpo Diplomático: “Se trata de ocasiones preciosas, en las que el Sucesor de Pedro tiene la posibilidad de exhortar a los Responsables de las naciones para favorecer siempre la causa de la paz y del auténtico desarrollo económico y social -destacó Benedicto XVI-. Mirando especialmente a Europa, renové mi estímulo a sacar adelante el actual proceso de unificación sobre la base de los valores inspirados por el común patrimonio cristiano. Mariazell, además, es uno de los símbolos del encuentro de los pueblos europeos en torno a la fe cristiana. ¿Cómo olvidar que Europa es la portadora de una tradición de pensamiento que tiene ligadas fe, razón y sentimiento? Ilustres filósofos, también independientemente de la fe, han reconocido el rol central desarrollado por el cristianismo para preservar la conciencia moderna de derivas nihilistas o fundamentalistas”.
El verdadero y propio peregrinaje ha sido realizado por el Papa el sábado 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de maría, a cuyo título está dedicado el Santuario de Mariazell: “Ha sido para mí una gran alegría regresar como Sucesor de Pedro a aquel lugar santo y tan querido por las gentes de Europa Centroriental. Ahí he admirado el ejemplar valor de miles y miles de peregrinos que, no obstante la lluvia y el frio, han querido estar presentes en esta celebración, con gran alegría y fe, y donde he ilustrado a ellos el tema central de mi visita: “Mirar a Cristo”, tema que los Obispos de Austria habían profundizado sabiamente en el itinerario de preparación que duró nueve meses… Mirar a Jesús con los ojos de María significa encontrar a Dios Amor, que por nosotros se ha hecho hombre y ha muerto en la cruz”.
Por la tarde del mismo día, el Santo Padre tuvo un encuentro con sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas para la celebración de las Vísperas en Mariazell: “Espiritualmente unidos a María, hemos magnificado al Señor por la humilde dedicación de tantos hombres y mujeres que se confían a su misericordia y se consagran a servicio de Dios. Estas personas, a pesar de sus límites humanos, es más, justamente en la simplicidad y en la humildad de su humanidad, se esfuerzan por ofrecer a todos un reflejo de la bondad y de la belleza de Dios, siguiendo a Jesús en el camino de la pobreza, de la castidad y de la obediencia”.
Domingo 9 de septiembre el Papa celebró la solemne Eucaristía en la Catedral de San Esteban en Viena. “En la homilía -recordó Benedicto XVI-, he querido profundizar en modo particular el significado y el valor del Domingo… También nosotros, cristianos del año dos mil, no podemos vivir sin el Domingo: un día que da sentido al trabajo y al descanso, actualiza el significado de la creación y de la redención, expresa el valor de la libertad y del servicio al prójimo… todo esto es el domingo: ¡mucho más que un precepto! Si los pueblos de la antigua civilización cristiana abandonan este significado y dejan que el domingo se reduzca a un weekend o a una ocasión para intereses mundanos y comerciales, quiere decir que han decidido renunciar a la propia cultura”.
En la Abadía de Heiligenkreuz, de la Santa Cruz, tuvo lugar por la tarde el encuentro con el Papa con la floreciente comunidad de monjes cistercienses, a los cuales recordó “la gran enseñanza de San Benito sobre el Oficio divino, destacando el valor de la oración como servicio de alabanza y de adoración debida a Dios por su infinita belleza y bondad… También el estudio teológico no puede ser separado de la vida espiritual y de la oración”.
El último encuentro del viaje fue con el mundo del voluntariado. “El voluntariado no es solamente como un “hacer”: es antes que todo un modo de ser, que parte del corazón, de una actitud de gratitud hacia la vida, e impulsa a “restituir” y compartir con el prójimo los dones recibidos. En esta perspectiva, he querido alentar nuevamente la cultura del voluntariado… no existe, por lo tanto, persona alguna que no pueda ser un voluntario: también la persona más indigente y desventajada, tiene seguramente mucho que compartir con los otros ofreciendo el propio aporte para construir la civilización del amor”.
Al final de su discurso durante la audiencia general, Benedicto XVI dio nuevamente gracias al Señor por esta visita peregrinación a Austria que tuvo como meta central un Santuario Mariano, y concluyó: “En Viena y en Mariazell ha surgido en particular la realidad viva, fiel y variada de la Iglesia católica presente en modo numeroso en las diferentes citas previstas. Se ha tratado de una presencia gozosa e involucradora, de una Iglesia que, como María, es llamada siempre a ‘mirar a Cristo’ para poderlo mostrar y ofrecer a todos; una Iglesia maestra y testimonio de un “sí” generoso a la vida en todas sus dimensiones; una Iglesia que actualiza su bimilenaria tradición al servicio de un futuro de paz y de verdadero progreso social para la totalidad de la familia humana”. (S.L.) (Agencia Fides 13/9/2007, líneas 66, palabras 1011)


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