VATICANO - El Papa Benedicto XVI en Austria — “En los siguientes días, quiero realizar aquí en Austria mi peregrinaje a Mariazell... como un ser en camino junto a los peregrinos de nuestro tiempo”.

sábado, 8 septiembre 2007

Viena (Agencia Fides) - “El motivo de mi viaje a Austria es el 850 aniversario del lugar sagrado de Mariazell. Este santuario de la Virgen es figura en cierto sentido del corazón maternal de Austria y desde siempre posee una particular importancia también para los húngaros y para los pueblos eslavos. Es símbolo de una apertura que no supera sólo las fronteras geográficas y nacionales, sino que, en la persona de María nos habla de una dimensión esencial del hombre: la capacidad de abrirse a la Palabra de Dios y a su verdad”. Con estas palabras pronunciadas durante la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional de Wien/Schwechat el día viernes 7 de setiembre, el Santo Padre Benedicto XVI expresaba el motivo de su primer viaje pastoral a Austria. Fue recibido por el Presidente de la República, S.E. el Señor Heinz Fischer, del Canciller de la República, Señor Alfred Gusembauer y de numerosas autoridades políticas y civiles, así como del Arzobispo de Viena, Card. Christoph Schönborn con los Obispos austriacos.
El Papa recordó los lazos que lo unen a Austria, por la cercanía geográfica al lugar donde nació, “y no sólo por eso”, sino también por muchas personas y lugares muy apreciados por él. “Este espacio cultural al centro de Europa —continuó el Pontífice— supera fronteras y reúne impulsos y fuerzas de varias partes del Continente. La cultura de este país ha sido impregnada en su esencia por el mensaje de Jesucristo y por la acción que la Iglesia ha llevado a cabo en su Nombre”.
Notando con satisfacción como en los últimos años se ha asistido a una creciente interés de tanta personas, incluyendo a los jóvenes, por el peregrinaje, el Santo Padre continuó: “Entiendo mi peregrinaje a Mariazell como un ser en camino junto a los peregrinos de nuestro tiempo... Mariazell no es sólo una historia de 850 años, sino que en base a la experiencia de la historia —y sobre todo en virtud de la referencia maternal de la Estatua milagrosa a Cristo— nos indica también el camino hacía el futuro”.
Anticipando el programa de este peregrinaje, el Santo Padre recordó la Celebración Eucarística delante de la Basílica de Mariazell del sábado 8 de setiembre, fiesta de la Natividad de María, Fiesta patronal de Mariazell: “Como peregrinos en el Santuario, en las oraciones y a través de los medios de comunicación, estaremos unidos a los todos los fieles y a los hombres de buena voluntad aquí en el país y más allá de sus fronteras”. El domingo 9 de setiembre el Papa presidirá la Celebración Eucarística en la Basílica de San Esteban, “en comunión con todos aquellos que en las parroquias de Austria y en todo el mundo se reunirán para la Santa Misa”.
Finalmente el Papa recordó el compromiso voluntario al servicio de los demás que muchas personas en Austria llevan a cabo el domingo y en otros momentos libres durante la semana: “También un compromiso de este tipo, ofrecido con generosidad y desinterés por el bien y la salvación de los demás, sella el peregrinaje de nuestra vida. Quién ‘mira’ a su prójimo —lo ve y le hace un bien— mira a Cristo y lo sirve”. Concluida la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Wien/Schwechata, el Papa se traslado en auto al Convento de las Hermanas Salesianas de la Visitación de Maria en Viena. (S.L.) (Agencia Fides 8/9/2007; líneas 40, palabras 590)


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