VATICANO - El Papa Benedicto XVI a los obispos de Laos y Camboya: “La fe cristiana no es una realidad ajena a vuestros pueblos… Anunciándola a todos los pueblos, la Iglesia no busca imponerse, sino que testimonia su gran estima por el hombre y por la sociedad en la que vive”

viernes, 7 septiembre 2007

Castel Gandolfo (Agencia Fides) - “En vuestro retorno a Laos y a Camboya, llevad el afectuoso saludo del Sucesor de Pedro a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y a todos los laicos de vuestras comunidades. Sé de sus dificultades y de la fuerza interior que todos han mostrado para vivir en fidelidad al Señor Jesús y a su Iglesia. Hoy, los invito a permanecer firmes en la fe y a dar testimonio, con generosidad, del Amor de Dios por todos sus hermanos”. Es lo que afirmó el Papa Benedicto XVI al dirigirse a los Obispos de la Conferencia Episcopal de Laos y Camboya, recibidos en Audiencia el 6 de septiembre, en el Palacio Pontificio de Castel Gandolfo, con ocasión de la visita Ad Limina Apostolorum. El Papa envió también un cordial saludo al pueblo de Laos y al pueblo camboyano, alentándoles “a continuar sus esfuerzos por edificar una sociedad siempre más fraterna y más abierta a los demás, en la que cada uno pueda utilizar los dones recibidos del Creador”.
Dirigiéndose de modo particular a los Obispos, el Santo padre recordó que ellos ejercitan su ministerio “en condiciones a veces difíciles y las más diversas situaciones”, y aseguró su apoyo fraterno así como el de la Iglesia universal. “Vuestra cercanía a los fieles, sobretodo a los más aislados -continuó Benedicto XVI-, es para ellos un aliento a perseverar firmemente en la fe cristiana y a crecer en el descubrimiento de la persona de Cristo, no obstante las dificultades cotidianas. La ayuda que recibís de Iglesias con más tiempo de evangelización, en diversos ámbitos, en particular en lo que concierne al personal apostólico o a la formación, es también un signo elocuente de la solidaridad que los discípulos de Cristo deben tener los unos para con los otros”.
El Papa dirigió un saludo particular a los sacerdotes, unidos a los Obispos en el anuncio del Evangelio: “En colaboración con los misioneros, cuya labor es sumamente valiosa al haber llevado el mensaje de Jesús y el don de la fe, guían al Pueblo de Dios con celo y abnegación. ¡Que todos, a través de una vida espiritual profunda y una existencia ejemplar, continúen dando un testimonio elocuente del Evangelio, en la Iglesia y en la sociedad!”
Una de las cuestiones más importantes que los Obispos de Laos y Camboya deben afrontar es “el anuncio de la fe cristiana en una cultura particular”, recordó el Santo Padre, citando la reciente celebración del 450º aniversario de presencia de la Iglesia en Camboya, la cual “ha representado para los fieles una ocasión para tomar consciencia en modo siempre más vivo de la larga historia de los cristianos en dicha región, una historia signada por el don generoso y heróico de la propia vida de la que han dado prueba numerosos discípulos de Cristo, para que el Evangelio fuese anunciado y vivido. La fe cristiana no es una realidad extraña a vuestros pueblos. ‘Jesús es la Buena Nueva para los hombres y las mujeres de todo tiempo y lugar, los cuales buscan el significado de la existencia y la verdad de su humanidad misma’ (Ecclesia in Asia, n. 14). Annunciandola a tutti i popoli, la Chiesa non cerca di imporsi, essa attesta la sua stima per l'uomo e per la società in cui vive”.
Otro aspecto importante puesto en relieve por el Santo Padre tiene que ver con la identidad de los católicos, que debe manifestarse en el respeto por las otras tradiciones religiosas y por las culturas de los pueblos de la región, y “debe sobretodo expresarse a través de una experiencia espiritual auténtica, que encuentra su propio fundamento en la acogida de la Palabra de Dios y en los Sacramentos de la Iglesia”. En particular, los miembros de los Institutos de vida consagrada, tan importantes por su compromiso en la pastoral y en el servicio a los más necesitados, “tienen la responsabilidad fundamental de recordar a todos el primado de Dios”. En este sentido la formación de los fieles constituye una verdadera prioridad, en particular de las religiosas y catequistas, “para que sean evangelizadores capaces de responder a los retos de la sociedad, fortalecidos por la verdad de Cristo”.
En la parte conclusiva, el Santo Padre exhortó a los Obispos de Camboya y Laos a desarrollar la educación de los jóvenes, con una particular atención por la preparación al matrimonio cristiano de familias que sean “verdaderos focos de evangelización en los que cada uno hace experiencia del amor de Dios”. Las obras de la Iglesia al servicio de los más necesitados, tan apreciadas por la población y por las autoridades, “manifiestan de manera elocuente el amor que dios nutre por los hombres, sin distinción alguna”, afirmó Benedicto XVI citando su Encíclica Deus Caritas est: es “muy importante que la actividad caritativa de la Iglesia mantenga todo su esplendor y no se diluya en una organización asistencial genérica, convirtiéndose simplemente en una de sus variantes” (n.31).
Benedicto XVI terminó su discurso exhortando a los Obispos de Laos y Camboya a vivir la esperanza -“deseo invitaos a mirar el futuro dejándoos guiar por Cristo y poniendo en él vuestra esperanza”- y confiando sus comunidades a la intercesión materna de la Virgen María, modelo de todo discípulo. (S.L.) (Agencia Fides 7/9/2007; líneas 64, palabras 921)


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