VATICANO - En el encuentro de Papa Benedicto XVI con los sacerdotes de las diócesis de Belluno-Feltre y Treviso también se recordó el 50° aniversario de la "Fidei donum": "La reciprocidad permanece siempre importante y es justamente la experiencia de que somos Iglesia enviada al mundo, y que todos conocen a todos y aman a todos, es muy necesaria y es también la fuerza del anuncio"

jueves, 26 julio 2007

Auronzo de Cadore (Agencia Fides) - En la mañana del martes 24 de julio, el San Padre Benedicto XVI fue a la iglesia de Santa Giustina Mártir de Auronzo de Cadore, para encontrar al clero de Belluno-Feltre y Treviso, acompañado por los respectivos Obispos. Después de la oración, el Santo Padre contestó a diez preguntas puestas por los sacerdotes, que tocaron diversos temas pastorales de urgente actualidad: la formación de las conciencias de las jóvenes generaciones, las prioridades en el ministerio sacerdotal, la evangelización de los inmigrados no cristianos, la situación de las personas divorciadas que se casan o conviven, la ayuda de darles a los jóvenes para que aprecien el valor de la vida, como llevar Dios al mundo de hoy, las exigencias pastorales determinadas por la disminución de los sacerdotes, la gran herencia del Concilio Vaticano II.
Uno de los sacerdotes, recordando los 50 años de la Encíclica Fidei donum, dirigió a Benedicto XVI una pregunta sobre la actualidad de este documento. Referimos seguidamente la pregunta y la respuesta del Santo Padre.
Pregunta: Santidad, yo me llamo Padre Javier y por lo tanto la pregunta versa ciertamente sobre las misiones. Se cumplen 50 años este año de la Encíclica Fidei donum. Acogiendo la invitación del Papa, muchos sacerdotes, también de nuestra diócesis y yo mismo, han vivido, hemos vivido y están viviendo la experiencia de la misión ad gentes. Experiencia, esta, sin duda extraordinaria y que, a mi modesto parecer, podrían vivir muchos sacerdotes en la óptica del intercambio entre Iglesias hermanas. Dada sin embargo, la reducción numérica de los sacerdotes en nuestros pueblos, ¿cómo es la indicación de la Encíclica, es todavía actual hoy y con cuál espíritu acogerla y vivirla sea por parte de los sacerdotes enviados, sea por la entera diócesis? Gracias.
Respuesta del Santo Padre: Gracias. Querría decir ante todo gracias a todos estos sacerdotes fidei donum y a las diócesis. Ahora tuve, como ya señalado, muchas visitas ad Limina sea de los obispos de Asia, que del África y de América latina y todos me piden: "Tenemos tanta necesidad de sacerdotes fidei donum y estamos agradecidos por el trabajo que hacen, haciendo presente, en situaciones a menudo difíciles, la catolicidad de la Iglesia, la visibilidad del hecho que somos una gran comunión, universal y hay un amor por el prójimo lejano que se hace próximo en la situación del sacerdote fidei donum. Este gran regalo que realmente ha sido hecho en estos 50 años, lo he sentido y visto de modo casi palpable en todos mis diálogos con los sacerdotes, que dicen "no piensen que nosotros africanos ahora somos sencillamente autosuficientes; tenemos siempre necesidad de la visibilidad de la gran comunión de la Iglesia universal."
Diría que todos nosotros necesitamos esta visibilidad del ser católicos, de un amor del prójimo que llega de lejos y encuentra así al prójimo. Hoy la situación ha cambiado en el sentido que también nosotros recibimos en Europa a sacerdotes procedentes de África, de la América latina, de otros partes de Europa misma y esto nos permite ver la belleza de este intercambio de los dones, de este regalo del uno al otro, porque todos necesitamos de todos: es así que crece el Cuerpo de Cristo.
Para resumir, querría decir que este regalo fue y es un gran regalo, percibido como tal en la Iglesia: en muchas situaciones que ahora no puedo describir, en la cual hay problemas sociales, problemas de desarrollo, problemas de anuncio de la fe, problemas de aislamiento, de necesidad de la presencia de otros, estos sacerdotes son un regalo en el que las diócesis y las Iglesias particulares reconocen la presencia de Cristo que se dona por nosotros y reconocen al mismo tiempo que la Comunión eucarística no es sólo comunión sobrenatural, sino que se convierte en comunión concreta en éste donarse de sacerdotes diocesanos, que se hacen presentes en otras diócesis y que la red de las Iglesias particulares se convierten realmente en una red de amor.
Gracias a todos los que hicieron este regalo. Yo puedo animar solamente a los Obispos y a los sacerdotes a continuar con este regalo. Yo sé que ahora, con la falta de vocaciones, en Europa se vuelve cada vez más difícil hacer regalo; pero ya tenemos la experiencia que otros continentes como India y África sobre todo, también nos dan de su parte los sacerdotes. La reciprocidad es siempre importante y justo la experiencia que somos Iglesia enviada al mundo y que todos conocen a todos y aman a todos es muy necesaria y es además la fuerza del anuncio. Así se vuelve visible que la semilla de mostaza produce fruto y se vuelve de nuevo un gran árbol en el que los pájaros del cielo encuentran descanso. Gracias y ánimo. (S.L.) (Agencia Fides 26/7/2007; Líneas: 58 , palabras: 861 )


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