ASIA/FILIPINAS - Después de quince días los hermanos del misionero P. Bossi no han tenido ningún contacto con los secuestradores; lluvias y mal tiempo hacen intransitables muchas áreas y dificultan la búsqueda

martes, 26 junio 2007

Manila (Agencia Fides) - Prosiguen las operaciones de la policía y del ejército de Filipinas para identificar los secuestradores del P. Giancarlo Bossi, misionero del PIME (Pontificio Instituto Misiones Extranjeras), secuestrado el pasado 10 de junio en la isla de Mindanao, en la zona de Zamboanga, en el territorio de la prelatura de Ipil. P. Bossi era desde hace dos meses párroco de Payao; su tarea en Filipinas, iniciada en 1980 se destaca para la población local por su constante compromiso en el desarrollo cultural, espiritual, social y económico de las comunidades más pobres. Los secuestradores y los ideólogos del secuestro hasta el momento no fueron identificados con seguridad, si bien se inclina hacia un grupo organizado. En estos últimos días las búsquedas se concentraron en el lugar donde tuvo lugar el secuestro, entre Payao, la desembocadura en el delta de mangrovie del Sibuguey River y Naga. Los militares se declararon en duda sobre la posibilidad que el misionero y sus raptores se encuentren en la provincia de Lanao, y sostienen que falta mucha información. En la prensa local e internacional continúan circulando noticias, aún no confirmadas, según las cuales los secuestradores se ofrecieron, a través de un mediador, a negociar la libertad del p. Bossi. El general B. M. Dolorfino, responsable de las investigaciones, declaró a la prensa estadounidense Associated Press que recibió al alba de ayer una llamada telefónica en la cual no se discutió ningún rescate, sino más bien pidieron dinero para comprar medicinas para el p. Giancarlo. El embajador italiano Rubens Anna Fedele, expresó su preocupación por el estado de salud del padre Bossi, el cual sufre de hipertensión. Pero los misioneros del PIME en Filipinas comunicaron que no saben nada del emisario enviado por los secuestradores. Mientras, el mal tiempo y las lluvias impiden las comunicaciones y hacen intransitables muchas áreas. Desde el primer momento del secuestro del p. Bossi fueron numerosas las manifestaciones de solidaridad por parte de todo el pueblo filipino: cristianos, musulmanes, poblaciones indígenas, los “tanod”, humildes agricultores y pescadores, que emplearon recursos y medios para la búsqueda del misionero, mientras los líderes religiosos y los fieles de todos los credos no cesaron de rezar por él. (Agencia Fides 26/6/2007; Líneas: 27 Palabras: 394)


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