VATICANO - Benedicto XVI a los Docentes Universitarios Europeos: “que las universidades sean siempre más comunidades comprometidas en la búsqueda incansable de la verdad, ‘trabajadores de cultura’ en la cual los docentes y estudiantes estén unidos para explorar temas de particular importancia para la sociedad”

lunes, 25 junio 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En la mañana del sábado 23 de junio, el Santo Padre Benedicto XVI recibió en audiencia en el aula Pablo VI en el Vaticano, a los participantes del Encuentro Europeo de Docentes Universitarios sobre el tema “Un nuevo humanismo para Europa, el rol de la Universidad”, promovido por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y organizado por la Oficina para la pastoral universitaria del Vicariato de Roma, en el 50° aniversario del Tratado de Roma, que dio vida a la actual Unión Europea (Ver Agencia Fides 19/06/200/). “Si bien Europa está viviendo actualmente una cierta inestabilidad social y una cierta desconfianza en los valores tradicionales - dijo el Santo Padre en su discurso - su historia particular y sus sólidas instituciones académicas pueden contribuir mucho a la formación de un futuro de esperanza. El ‘problema del hombre’ que está en el centro de nuestros debates, es esencial para una comprensión correcta de las actuales evoluciones culturales. Ofrece un punto firme de inicio en el esfuerzo de las universidades para crear una nueva presencia cultural y una actividad al servicio de una Europa más unida”.
Deteniéndose sobre el anhelo de un nuevo humanismo, el Papa recordó que “históricamente el humanismo se ha desarrollado en Europa gracias a la interacción fecunda entre las varias culturas de sus pueblos y la fe cristiana. Hoy Europa tiene que tutelar su antigua tradición y recuperarla si desea permanecer fiel a su vocación de cuna de la humanidad. Al actual cambio cultural a menudo se lo considera un ‘desafío’ para la cultura universitaria y para el mismo cristianismo, más bien que un ‘horizonte’ sobre el cual se pueden y se deben encontrar soluciones creativas”. De este modo el Santo Padre llamó la atención sobre la necesidad de hacer “una profunda reflexión sobre algunas cuestiones fundamentales”
En primer lugar Benedicto XVI se refirió a la necesidad de realizar un estudio exhaustivo de la crisis de la modernidad: “El antropocentrismo que caracteriza la modernidad no puede ser nunca ajeno a un reconocimiento de la verdad plena del hombre, que incluye su vocación trascendental”. Un segundo punto se refiere a la ampliación de nuestra idea de racionalidad: “El concepto de razón tiene que “ampliarse” para ser capaz de explorar y comprender aquellos elementos de la realidad que van más allá de la dimensión meramente empírica. Esto permitirá una relación más fecunda y complementaria entre fe y razón”. Un tercer punto es el aporte del cristianismo al humanismo del futuro: “el problema del hombre, y por esto de la modernidad”, desafía la Iglesia a pensar modos eficaces de anuncio a la cultura contemporánea del ‘realismo’ de la propia fe en la obra salvadora de Cristo. El cristianismo no tiene que ser relegado al mundo del mito o de la emoción, sino que tiene que ser respetado por su anhelo de hacer luz sobre la verdad del hombre, a ser capaz de transformar espiritualmente los hombres y mujeres permitiéndoles realizar su propia vocación en la historia”.
El Papa evidenció que “la sociedad tiene urgente necesidad del servicio a la sabiduría que la comunidad universitaria da” y “los profesores universitarios, en particular, están llamados a encarnar la virtud de la caridad intelectual, redescubriendo su primordial vocación a formar las futuras generaciones no sólo mediante la enseñanza, sino también a través del testimonio profético de la propia vida. Por su parte la Universidad, nunca tiene que perder de vista su llamada particular a ser una ‘universitas’ en la cual las varias disciplinas, cada una con su particularidad, formen parte de un unum más grande... El esfuerzo de reconciliar el impulso a la especialización con la necesidad de tutelar la unidad del saber puede favorecer el crecimiento de la unidad europea y ayudar al continente a redescubrir su específica ‘vocación’ cultural en el mundo de hoy. Sólo una Europa consciente de su propia identidad cultural puede dar un aporte específico a las otras culturas, aún permaneciendo abierta al aporte de otros pueblos.
Al final de su discurso, el papa deseó que “las universidades sean siempre más comunidades comprometidas en la búsqueda incansable de la verdad, ‘trabajadores de cultura’ en la cual los docentes y estudiantes estén unidos para explorar temas de particular importancia para la sociedad”, utilizando métodos inter-disciplinares y contando con la colaboración de los teólogos”. En particular las nuevas formas de colaboración entre las varias comunidades académicas que nacerán, permitirán que las universidades católicas, particularmente numerosas en el continente europeo, den testimonio de la fecundidad histórica del encuentro entre fe y razón. “Queridos amigos - concluyó el Santo Padre - que vuestras deliberaciones de estos días sean fecundas y contribuyan a crear una red activa de operadores universitarios comprometidos a llevar la luz del Evangelio a la cultura contemporánea”. (S.L.) (Agencia Fides 25/6/2007 - Líneas: 60 Palabras: 834)


Compartir: