VATICANO - EL PAPA A LOS OBISPO FILIPINOS: UNA EVANGELIZACIÓN INTEGRA RENOVADA EXIGE DE LOS CRISTIANOS UN TESTIMONIO EFICAZ Y CONCRETO POR MEDIO DE PALABRAS, GESTOS Y LA PROPIA VIDA

viernes, 31 octubre 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “El compromiso asumido por la Iglesia en Filipinas de dedicarse a una evangelización completa renovada, demuestra su deseo de garantizar que la fe y los valores cristianos penetren en todos los aspectos de la sociedad”. Con estas palabras se dirigió el Santo Padre Juan Pablo II al tercer grupo de Obispos de Filipinas (provenientes de las Provincias eclesiásticas de Manila, Lingaven-Dagupan, Nueva Segovia, San Fernando, Tuguegarao, con el Ordinario Militar) a os que recibió en audiencia el 30 de octubre en la visita “ad limina Apostolorum”.
El Papa recordó que el país “cuenta con la mayor presencia de católicos en Asia y es una de las comunidades católicas más entusiastas en el mundo”: por medio de las visitas ad limina de los Obispos se ha podido ver mas de cerca lo que está realizando hasta el momento la Iglesia y los desafíos ante los que debe enfrentarse. “El mundo de hoy está sometido al bombardeo constante de palabras e información. Por este motivo y quizá más que en cualquier época de la historia, los actos de los cristianos deben sonar con más fuerza que las palabras por ellos pronunciadas. Quizá este es el motivo por el que la vida de la Madre Teresa de Calcuta habla a tantos corazones. Ella puso en acción lo que había oído, difundiendo el amor de Cristo en todos los que encontraba y afirmando que lo importante ‘no es cuanto hacemos, sino el amor que ponemos en las cosas que hacemos”.
En el esfuerzo de “llevar a Cristo a los otros” la Iglesia de Filipinas ha desarrollado programas de asistencia social para los pobres y los marginados además de promover el uso eficaz de los medios de comunicación social. “No obstante los notables logros en la evangelización quedaban todavía “diversos obstáculos como la participación de algunos católicos en sectas, que son sólo centros de superstición; la falta de familiaridad con las enseñanzas de la Iglesia; la adopción de algunas actitudes contrarias a la vida, como la promoción activa del control de los nacimientos, el aborto y la pena de muerte”. Juan Pablo II señaló después que “un modo valido para hacer frente a estas preocupaciones puede ser el compromiso de animar y desarrollar la misión ad gentes” atendiendo adecuadamente a la formación de cuantos son invitados a llevar el mensaje de Cristo al mundo.
El Pontífice se centró después en la corrupción que perjudica el desarrollo social y político: “A este respecto, hay que dejar claro que ningún cargo de servicio público debe considerarse jamás como propiedad privada o privilegio personal... La gente de Filipinas es consciente de que para denunciar públicamente al corrupción se requiere un gran valor. Para extirpar la corrupción hace falta el decidido apoyo de todos los ciudadanos, la resuelta determinación de las autoridades y una firme conciencia moral. La Iglesia juega un papel fundamental en este sentido ya que es la primera responsable de la formación de las conciencias”.
Recordando su presencia en la Jornada Mundial de la Juventud en Manila en 1995, el Santo Padre elogió a los obispos por las actividades de pastoral juvenil, sin ocultar los obstáculos que se presentan a la evangelización en esta edad: analfabetismo, el deseo de bienes materiales, una actitud despreocupada en la sexualidad humana y la tentación de consumir drogas y alcohol y sectas fundamentalistas. El Papa concluyó su discurso pidiendo a los Obispos que siguieran “animando al clero y a los religiosos a dedicar tiempo y energías al desarrollo de formas creativas y eficaces de difusión del mensaje salvífico de Cristo” y expresó su gratitud a “los misioneros y religiosos tanto del pasado que llevaron a Jesucristo al pueblo filipino, como del presente que continúan dando a conocer su presencia hoy”. (S.L.) (Agencia Fides 31/10/2003 Líneas: 49 Palabras: 671)


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