VATICANO - Benedicto XVI dedica la audiencia general a San Atanasio, “uno de los Padres de la Iglesia antigua más importantes y venerados, apasionado teólogo de la encarnación del Logos” - Llamamiento para la Jornada Mundial del Refugiado

jueves, 21 junio 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La audiencia general del miércoles 20 de junio se desarrolló en dos momentos: en la Basílica Vaticana y en el Aula Pablo VI. Saludando a los peregrinos reunidos en la Basílica Vaticana, el Papa les deseó: “Que la visita a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo consolide vuestra fe en Cristo y el lazo con la Iglesia, que nace de su testimonio de vida y de su martirio”. “En el ciclo de la catequesis sobre los Padres Apostólicos, el Santo Padre definió a San Atanasio de Alejandría como “Auténtico protagonista de la tradición cristiana... Celebrado como “la columna de la Iglesia”… siempre considerado un modelo de ortodoxia, sea en oriente que en Occidente”.
Atanasio es, sin duda, uno de los padres de la Iglesia antigua más importantes y venerados”, continuó Benedicto XVI. Pero sobre todo este gran santo es un teólogo apasionado de la Encarnación del Logos, el Verbo de Dios…Justamente por este motivo, Atanasio fue también el más importante y tenaz adversario contra la herejía arriana, que entonces amenazaba la fe en Cristo reduciéndolo a una criatura a “mitad” entre Dios y el hombre, según una tendencia recurrente en la historia y que vemos también presente hoy en modos diversos”. Atanasio, que probablemente, nace en Alejandría, Egipto, hacia el año 300, recibió una buena educación antes de ser diácono y secretario del Obispo de la metrópoli egipciana, Alejandría. Siendo diácono participó con su Obispo en el Concilio de Nicea, convocado por el emperador Constantino en mayo del 325, durante el cual se abordaron varios argumentos, principalmente el grave problema de la herejía arriana. Los obispos respondieron instituyendo el “símbolo de la Fe” que, completado sucesivamente por el primer Concilio de Constantinopla, quedó en la tradición de las diversas confesiones cristianas y en la liturgia como el “Credo niceno-constantinopolitano”. En este texto fundamental, expresión de la fe de la Iglesia indisoluble que recitamos también hoy, cada domingo, en la Celebración Eucarística, se indica que “el Hijo, el logos, es ‘de la misma sustancia’ del Padre, es Dios de Dios, es la sustancia, y de este modo sale a la luz la plena divinidad del Hijo, que fue negada por los arrianos”
En el año 328 Atanasio fue nombrado Obispo de Alejandría y enseguida se mostró decidido a rechazar todo compromiso en relación con las teorías arrianas condenadas por el Concilio Niceno. “Su intransigencia - recordó el Santo Padre -, tenaz y, a veces muy dura, si bien necesaria, en contra de aquellos que se oponían a su elección episcopal y sobre todo, en contra de los adversarios del Símbolo Niceno, le atrajo la implacable hostilidad de los arrianos y de los filo-arríanos. A pesar del inequívoco éxito del Concilio, que con claridad afirmó que el Hijo es de la misma sustancia que el Padre, poco a poco estás ideas erróneas volvieron a prevalecer … y fueron sostenidas por motivos políticos por el mismo emperador Constantino y luego por su hijo Constancio II”. La crisis arriana continúo por decenios, con vicisitudes difíciles y divisiones dolorosas en la Iglesia. Por cinco veces Atanasio se vio obligado a abandonar su ciudad, pasando diecisiete años en exilio y sufriendo por la fe. Regresando definitivamente a su sede, el Obispo de Alejandría pudo dedicarse a la pacificación religiosa y a la reorganización de las comunidades cristianas. Murió el 2 de Mayo del 373.
La obra doctrinal más famosa de San Atanasio es el tratado “sobre la Encarnación del Verbo”: “La idea fundamental de toda la lucha teológica de San Atanasio” - explicó el Papa - era justamente aquella que Dios es accesible. No es un Dios secundario, es un Dios verdadero, y a través de nuestra comunión con Cristo podemos unirnos realmente a Dios. Él es el “Dios con nosotros”. Entre los diversos escritos de san Atanasio, existen así mismo cartas, textos de meditación sobre los salmos y principalmente, la “Vida de San Antonio”, es decir, la biografía de San Antonio Abad, escrita luego de su muerte, que “contribuyó de modo decisivo a la difusión del monaquismo, en Oriente y en Occidente”.
Al final de los saludos en distintos idiomas, el Papa hizo un llamamiento: “Hoy se celebra la Jornada Mundial del Refugiado, promovida por Naciones Unidas, para que no decaiga la atención en la opinión pública hacia cuantos se han visto obligados a huir de sus Países al peligrar su vida. Acoger a los refugiados y darles hospitalidad es un deber de humana solidaridad, para que no se sientan aislados por la intolerancia y el desinterés. Para los cristianos es, además, un modo concreto de manifestar el amor evangélico. Deseo de corazón que a estos nuestros hermanos y hermanas, duramente probados por el sufrimiento, les sea garantizado el asilo y el reconocimiento de sus derechos, e invito a los responsables de las Naciones a ofrecer protección a cuantos se encuentran en esta delicada situación de necesidad”. (S.L.) (Agencia Fides 21/6/2007 - Líneas: 61 Palabras: 848)


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