VATICANO - “Orientaciones para la Pastoral de la Carretera”: la movilidad, característica de la sociedad contemporánea de todo el mundo, es un nuevo horizonte que se abre para la evangelización

miércoles, 20 junio 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La necesidad de redactar un documento sobre la “Pastoral de la Carretera” surge en medio del I Encuentro Europeo de los Directores Nacionales de esta pastoral, celebrado en febrero del 2003 en el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. A partir de entonces inició la compleja elaboración del texto, redactado por numerosos expertos, que situaron esta pastoral “en el ámbito más amplio de la misión de la Iglesia universal”. Las “Orientaciones” fueron presentadas el 19 de junio en la Sala de prensa de la Santa Sede por el Card. Renato Martino, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral para los Emigrantes e Itinerantes, y por el Arzobispo Agostino Marchetto, Secretario del mismo Consejo.
“Las orientaciones se estructuran en cuatro partes bien diversas - dijo el Card. Martino - teniendo presente la especificidad y la amplitud de los problemas ligados a la carretera como ámbito pastoral: la primera está dedicada a la Pastoral para los usuarios de la calle y de los ferrocarriles y de todos aquellos que trabajan en los servicios correspondientes; la segunda y la tercera parte respectivamente, se refiere a las mujeres y a los niños de la calle; la cuarta, en fin, a los sin techo (clochard)”.
El fenómeno de la movilidad humana caracteriza particularmente el hombre contemporáneo que, para moverse, necesita medios adecuados. La calle y el ferrocarril - recordó el Cardenal Martino - tienen que estar al servicio de la persona humana como instrumentos para facilitar la vida y el desarrollo integral de la sociedad. El desplazamiento une las personas, facilita el diálogo, da lugar a procesos de socialización y al enriquecimiento personal. La calle, además de ser una vía de comunicación, es un lugar de vida con sus aspectos positivos (entre los cuales “ocasión para acercarse a Dios, para facilitar el descubrimiento de la belleza del creado”) y negativos (ruido, contaminación atmosférica, accidentes de la calle, etc).
En el Antiguo Testamento están descriptas las constantes migraciones y peregrinaciones en las cuales el Pueblo de Dios siempre asistió bajo la protección de Yahvè, y en el Nuevo Testamento las referencias a los desplazamientos, en la calle, en los viajes, son numerosas. “Podemos afirmar - dijo el Cardenal - que el viaje no es solamente un desplazamiento físico, más bien, posee una dimensión espiritual, es decir, relacionada con las personas, contribuyendo a la actuación del designio del amor de Dios. Cristo es el “Camino y la Vía”. Luego de subrayar que “es de fundamental importancia que el conductor tenga un comportamiento responsable y de auto control cuando conduce”, el Cardenal Martino se detuvo en los aspectos éticos de la conducción: “La capacidad de convivir y entrar en relación con los otros, presupone que el conductor tenga algunas cualidades concretas y específicas, a decir, el dominio de sí, la prudencia, la cortesía, un adecuado espíritu de servicio y el conocimiento de las leyes del Código de la carretera”.
En Mérito a las virtudes cristianas del conductor, en primer lugar está la Caridad, es decir, la Prudencia, necesaria e importante en relación a las circunstancias de la carretera y, en fin, la Justicia. Quien emprende un viaje, parte siempre con una Esperanza, aquella de llegar a destino. “Para los creyentes, la razón de dicha esperanza está en la certeza que, en el viaje hacia la meta, Dios camina con el hombre y lo preserva de los peligros”. El documento presenta asimismo un “decálogo” en analogía a los Mandamientos del Señor. La tarea de la Iglesia en este específico sector pastoral es el de “denunciar situaciones peligrosas e injustas causadas a menudo en el tráfico”. De frente a un problema tan grave, la Iglesia y el Estado - cada uno en el ámbito de las propias tareas - tienen que obrar en modo tal de crear una conciencia general y pública en relación a la seguridad vial y promover, con todos los medios, una correspondiente y adecuada educación a los conductores, a los viajeros y peatones”. El Card. Martino concluyó: “La movilidad, característica de la sociedad contemporánea de todo el mundo, constituye hoy, con sus problemas, un desafío urgente para las Instituciones y para los individuos, como así también para la Iglesia. Consecuentemente, los creyentes en el Hijo de Dios hecho hombre para salvar la humanidad, no pueden quedar inertes de frente a este nuevo horizonte que se abre a la Evangelización, para promover, en nombre de Jesucristo, todo el hombre y cada hombre”. (S.L.) (Agencia Fides 20/6/2007 - Líneas: 53 Palabras:765)


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