VATICANO- “También hoy, Eusebio di Cesarea invita a los creyentes, nos invita, a asombrarnos, a contemplar en la historia las grandes obras de Dios para la salvación de los hombres. Y con más energía aún, nos invita a la conversión de la vida”: Catequesis del Santo Padre Benedicto XVI

jueves, 14 junio 2007

Ciudad de Vaticano (Agencia Fides)- Eusebio, Obispo de Cesaréa en Palestina, donde nace alrededor del año 260, es considerado como “el exponente más calificado de la cultura cristiana de su tiempo en diversos contextos, de la teología a la exégesis, de la historia a la erudición. Eusebio es conocido sobre todo como el primer historiador del cristianismo, pero también fue el más grande filósofo de la iglesia antigua”. A esta ilustre personalidad entre los padres apostólicos, el Santo Padre Benedicto XVI ha dedicado su catequesis durante la audiencia general del miércoles 13 de junio.
Formado en los textos de la relevante biblioteca fundada por Orígenes, como obispo de la sección cesariana, Eusebio en el 325 participó con un rol de protagonista en el Concilio di Nicea. “Suscribió el credo y la afirmación de la plena divinidad del Hijo de Dios - ha recordado el Papa - definido por esto “de la misma sustancia del Padre” (homooúsios tõ Patrí). Es prácticamente el mismo credo que recitamos cada domingo en la Sagrada Liturgia. Admirador sincero de Costantino, quien había dado la paz a la iglesia, Eusebio le tenía estima y consideración”. Estudioso incansable, Eusebio se propuso reflexionar sobre tres siglos de cristianismo, vividos bajo la persecución, sirviéndose principalmente de los textos cristianos y paganos conservados en la gran biblioteca de Cesárea. El Papa ha subrayado: "La fama imperecedera de Eusebio queda vinculada en primer lugar a los diez libros de su Historia Eclesiástica. Es el primero que ha escrito una Historia de la Iglesia, que permanece fundamental gracias a las bases que Eusebio ha puesto a nuestra disposición. Con esta Historia él logró salvar seguramente numerosos acontecimientos, personajes y obras literarias de la Iglesia antigua olvidados."
Al principio del primer libro Eusebio enumera los argumentos que quiere tratar en su obra: "la sucesión de los Apóstoles como osamenta de la Iglesia, la difusión del Mensaje, los errores, luego las persecuciones por parte de los paganos y los grandes testimonios que son la luz en esta Historia. En todo esto-Benedicto XVI ha evidenciado - por él traslucen la misericordia y la benevolencia del Salvador. Eusebio inaugura así la historiografía eclesiástica….".
A continuación, el Santo Padre ha ilustrado la perspectiva fundamental de la historiografía eusebiana: "la suya es una historia cristocéntrica", en la que se revela progresivamente el misterio del amor de Dios para los hombres… Otra característica, que quedará constante en la antigua historiografía eclesiástica: es "el intento moral" que preside la narración. El análisis histórico nunca tiene una finalidad en sí mismo; no está hecho sólo para conocer el pasado; más bien, apunta decididamente a la conversión, y a un auténtico testimonio de vida cristiana de los fieles. Es una guía para nosotros mismos.
"Eusebio interpela a los creyentes de cada tiempo sobre su modo de acercarse a los hechos de la historia, y de la Iglesia en particular, y, ha continuado Benedicto XVI: "Él nos interpela también a nosotros: ¿cuál es nuestra actitud respecto a los hechos de la Iglesia? ¿Es la actitud de quien se interesa por una simple curiosidad, o a lo mejor buscando obstinadamente sensacionalismos o escándalos? ¿O bien es la actitud llena de amor, y abierto al misterio, de quién sabe-por fe- poder encontrar en la historia de la Iglesia las señales del amor de Dios y las grandes obras de la salvación realizadas por él? Si ésta es nuestra actitud, no podemos no sentirnos estimulados a dar una respuesta más coherente y generosa, a un testimonio de vida más cristiano, para dejar las huellas del amor de Dios también a las futuras generaciones.
"De este modo, el Santo Padre ha concluido recordando que “También hoy, Eusebio de Cesarea invita a los creyentes, nos invita, a asombrarnos, a contemplar en la historia las grandes obras de Dios para la salvación de los hombres. Y, con aún más energía, nos invita a la conversión de la vida”. En efecto, frente a un Dios que nos ha querido así, no podemos quedar inertes. La instancia propia del amor es que la vida entera sea orientada a la imitación del Amado. Por lo tanto, hagamos todo lo posible para dejar en nuestra vida una huella transparente del amor de Dios." (S.L) (Agencia Fides 14/6/2007- Líneas: 54 Palabras: 748)


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