VATICANO: "Jesús es el Señor. Educar en la fe, en el seguimiento, en el testimonio": el Papa Benedicto XVI ha abierto el Congreso anual de la Diócesis de Roma

miércoles, 13 junio 2007

Ciudad del Vaticano, Agencia Fides,- En la tarde del lunes 11 de junio, el Santo Padre Benedicto XVI ha ido a la Basílica de San Juan en Letrán donde ha inaugurado el Congreso Anual de la Diócesis de Roma sobre el tema: "Jesús es el Señor. Educar en la fe, en el seguimiento, en el testimonio." Seguidamente citamos algunos de los pasajes principales del discurso del Santo Padre.

"El tema del Congreso es "Jesús es el Señor Educar en la fe, en la escuela, en el testimonio": un tema que nos concierne a todos, porque cada discípulo confiesa que Jesús es el Señor y está llamado a crecer en la adhesión a Él, dando y recibiendo ayuda de la gran compañía de los hermanos en la fe."
"Es importante detenernos ante todo sobre la afirmación inicial, que da el tono y el sentido de nuestro Congreso: "Jesús" es el Señor… desde el principio, los discípulos han reconocido en Jesús resucitado que Él es nuestro hermano en humanidad, pero asimismo es uno solo con Dios; aquél que con su llegada al mundo y en toda su vida, su muerte y resurrección nos ha llevado a Dios, ha restituido de manera nueva y única a Dios presente en el mundo, aquél, por lo tanto, que da sentido y esperanza a nuestra vida: en Él encontramos en efecto el verdadero rostro de Dios, aquello de lo que realmente necesitamos para vivir."
"Educar en la fe, en la escuela y en testimonio quiere decir ayudar a nuestros hermanos, o mejor dicho ayudarnos recíprocamente, a entrar en una relación viva con Cristo y con el Padre. Es esta, desde el principio, la tarea fundamental de la Iglesia como la comunidad de los creyentes, de los discípulos y de los amigos de Jesús. La Iglesia, cuerpo de Cristo y templo del Espíritu Santo, es aquella compañía confiable en la que somos engendrados y educados para llegar a ser, en Cristo, hijos y herederos de Dios."
"La experiencia diaria nos dice-y lo sabemos todos- que actualmente educar en la fe es una empresa fácil. En realidad, hoy, cada obra de educación parece volverse cada vez más ardua y precaria. Se habla por tanto de una gran "emergencia educativa", de la creciente dificultad que se encuentra en transmitir a las nuevas generaciones el valor-base de la existencia y un recto comportamiento, dificultad que involucra tanto a la escuela como a la familia y se puede decir que a todo organismo que se proponga objetivos educativos."
"La educación tiende ampliamente a reducirse en la transmisión de determinadas habilidades o bien en la capacidad de hacer, mientras que se busca de satisfacer el deseo de felicidad de las nuevas generaciones llenándolas de objetos de consumo y de gratificaciones efímeras. De este modo, sea los padres o los profesores fácilmente están tentados de abdicar a sus propias tareas educativas y de no comprender ni siquiera cual sea su papel, o mejor dicho la misión a ellos confiados."
"Pero evidentemente esta situación no satisface, no puede satisfacer, porque deja de parte el objetivo esencial de la educación, que es la formación de la persona para hacerla capaz de vivir en plenitud y de dar la propia contribución al bien de la comunidad. Crece por lo tanto, de diversas partes, la pregunta por una educación auténtica y el redescubrimiento de la necesidad de educadores que realmente sean tales… En tal contexto, el empeño de la Iglesia para educar en la fe, en el seguimiento, en el testimonio del Señor Jesús asume más que nunca también el valor de una contribución para hacer salir a la sociedad en que vivimos de la crisis educativa que la aflige."
"Justamente éste es el desafío decisivo para el futuro de la fe, de la Iglesia y del cristianismo y, por lo tanto, es una prioridad esencial de nuestro trabajo pastoral: acercar a Cristo y al Padre la nueva generación, que vive en un mundo, en gran parte, lejos de Dios... Para la educación y formación cristiana, por lo tanto, es decisiva ante todo la oración y nuestra amistad personal con Jesús: sólo quién conoce y ama a Jesucristo puede introducir a los hermanos en una relación vital con Él."
"La educación y especialmente la educación cristiana, es decir la educación a plasmar la misma vida según el modelo de Dios que es amor (cfr 1Jn 4,8.16) necesita aquella cercanía que es propia del amor... Toda la comunidad cristiana, en sus múltiples articulaciones y miembros, tiene la responsabilidad de asumir la gran tarea de conducir las nuevas generaciones al encuentro con Cristo."
"En la educación y en la formación en la fe, una misión propia y fundamental y una responsabilidad primaria, competen a la familia. En efecto, el niño, que se asoma a la vida, a través de los padres, hace la primera y decisiva experiencia del amor, de un amor que en realidad no es solamente humano sino que es un reflejo del amor que Dios tiene por él."
"Ciertamente, son muchas las familias que no están preparadas para esta tarea y no faltan las que parecen no estar interesadas o contrarias, a la educación cristiana de los mismos hijos… Por lo tanto, se abre un espacio de empeño y servicio para nuestras parroquias, oratorios, grupos juveniles, y sobre todo para las mismas familias cristianas, llamadas a hacerse prójimo de otras familias para sostenerlas y asistirlas en la educación de los hijos, ayudándolas así a hallar el sentido y el objetivo de la vida de pareja. Pasamos ahora a otros temas de la educación a la fe."
Se revela entonces particularmente importante aquella cercanía que puede ser asegurada por el sacerdote, la religiosa, el catequista u otros educadores capaces de hacer concreto para el joven el rostro amigo de la Iglesia y el amor de Cristo. Para engendrar efectos positivos que duren en el tiempo, nuestra cercanía tiene que ser consciente que la relación educativa es un encuentro de libertad y que la misma educación cristiana es formación a la auténtica libertad.".
"El trabajo educativo pasa por la libertad, pero también necesita autoridad. Por lo tanto, especialmente cuando se trata de educar en la fe, es central la figura del testigo y el rol del testimonio. El testigo de Cristo no transmite sencillamente informaciones, sino que está implicado personalmente con la verdad que propone y a través de la coherencia de su vida se convierte en un punto de referencia creíble. Pero él, no restituye a si mismo, sino a Alguien que es infinitamente más grande que él, de quien se ha fiado y ha experimentado su bondad. Por lo tanto, el auténtico educador cristiano es un testigo que encuentra el propio modelo en Jesús Cristo."
"En la educación, en la fe, una tarea muy importante se confía a la escuela católica. Esta, en efecto, cumple con la propia misión basándose en un proyecto educativo que pone el Evangelio en el centro y lo tiene como decisivo punto de referencia para la formación de la persona y para toda la propuesta cultural... Asimismo las escuelas públicas, pueden ser apoyadas de diferentes maneras con la presencia de maestros creyentes -en primer lugar, pero no exclusivamente-, los profesores de religión católica y de alumnos formados cristianamente, así como con la colaboración de muchas familias y de la misma comunidad cristiana."
«Hoy más que en el pasado la educación y la formación de la persona están influenciadas por esos mensajes y ese clima transmitidos por los grandes medios de comunicación, que se inspiran en la mentalidad y la cultura caracterizadas por el relativismo, por el consumismo, y por una falsa y destructiva exaltación, o más aún, profanación del cuerpo y de la sexualidad».
Hay un último punto sobre el que deseo llamar vuestra atención: ello es sumamente importante para la misión de la Iglesia y necesita nuestro empeño y ante todo nuestra oración. Me refiero a las vocaciones, a seguir más de cerca al Señor Jesús en el sacerdocio ministerial y en la vida consagrada… De manera siempre delicada y respetuosa, pero también clara y valiente, tenemos que dirigir una peculiar invitación al seguimiento de Jesús a aquellos jóvenes y a aquellas jóvenes que aparecen más atraídos y fascinados por la amistad con Él… Sabemos bien que en este campo son decisivos la oración y la calidad total de nuestro testimonio cristiano, el ejemplo de vida de los sacerdotes y las almas consagradas, la generosidad de las personas llamadas y las familias de las cuales provienen." (S.L) , Agencia Fides 13/6/2007; Líneas: 97 Palabras: 1444)


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