VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA de don Nicola Bux y don Salvador Vitiello - "El diálogo y la confrontación de religiones con el cristianismo se hacen imagen"

viernes, 8 junio 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El interesante programa "Dios, ¿paz o dominio"?, en programación a partir del martes por la noche en la televisión italiana (RaiUno), quiere también ser un intento, conseguido, de traducir en imágenes la enseñanza fundamental del querido Juan Pablo II que con frecuencia, también se encuentra en las catequesis, homilías y discursos de Benedicto XVI: Jesús de Nazareth Señor y Cristo es el único Salvador del hombre, del mundo y de la historia.
Afirmación, si se quiere, fuerte pero totalmente en línea con dos mil años de magisterio eclesial y de fe del pueblo que reconocen en Jesús, no sólo el mayor hombre de la historia, sino también el Hijo de Dios hecho hombre y partícipe de la naturaleza divina. La unicidad y la irrepetibilidad de la encarnación hacen de Cristo el único Salvador, y del cristianismo (o mejor del judío-cristianismo) la única religión revelada.
La salvación que trajo Cristo llega al hombre “con la participación de la Iglesia" dando de este modo razón de la auto comprensión que la Iglesia tiene de si como verdadera presencia divina en el mundo. A ella pueden mirar todos los hombres que tengan un corazón sincero.
"Dios, ¿paz o dominio?”, con una solución respetuosa de la diversidad, muestra al gran público las posiciones de las principales tradiciones religiosas mundiales respecto a temas cruciales como son la violencia, el mal, la libertad y la existencia misma de Dios. Al gran público que es capaz de mirar con inteligencia, razón, espíritu crítico y libertad cuánto se les muestra y, sobre todo, cuánto es afirmado por los diferentes líderes religiosos.
El cuadro que emerge, también y sobre todo para una mentalidad laica y no confesional, es que cuanto de justo, auténtico y bueno viene afirmado por todos los jefes religiosos entrevistados, no es otra cosa que lo que coincide o está presente en el cristianismo. De este modo el espectador puede hacerse una idea de la especificidad de la fe cristiana que, precisamente por la fuerza de la asunción de lo humano por parte de Dios, es una fe intensamente razonable, arraigada en las necesidades, en las exigencias y en las esperanzas fundamentales de todo hombre.
La concepción de Cristo como único Salvador, no es, sin embargo, una concepción exclusiva respecto de las otras tradiciones religiosas. Se habla, efectivamente, de cristocentrismo inclusivo según el modelo del cumplimiento (Pablo VI) o de la presencia (Juan Pablo II). Entendiendo con tal expresión la interpretación positiva de lo que en cada tradición religiosa tiene de bueno, de justo y de auténtico como preparación hacia el cumplimiento que es Cristo o, por vía neumática, en fuerza del Espíritu Santo como verdadera presencia de "elementos de verdad" cristiana en toda tradición religiosa.
Exactamente esta es la impresión que surge en quién ve "Dios, ¿paz o dominio?” Existe el bien. Existe la verdad. Existe una capacidad del hombre de distinguir entre el bien y el mal, entre lo auténtico y lo falso. Tal capacidad está inscrita en la razón y en el corazón humano. Cada uno yendo al fondo de su propia humanidad, comparando todo con las exigencias fundamentales del yo, puede formular un juicio. "Dios, ¿paz o dominio?” dice que en toda tradición religiosa hay cosas buenas, auténticas, bellas y justas, afirmando al mismo tiempo, que a la luz de Cristo y en la vida concreta de la Iglesia es posible vivir últimamente una libertad tal hasta el punto de poder reconocer el bien en el otro. (Agencia Fides 8/6/2007; Líneas: 43 Palabras: 610)


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