VATICANO - El Papa Benedicto XVI en la audiencia general: en los escritos de Tertuliano “se encuentran numerosos temas que todavía hoy estamos llamados a afrontar. Ellos implican una fecunda búsqueda interior, a la que exhorto a todos los fieles”

jueves, 31 mayo 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Continuando el recorrido por la galería de las grandes personalidades de la Iglesia antigua, el Santo Padre Benedicto XVI dedicó su catequesis durante la audiencia general del miércoles 30 de mayo a Tertuliano, conocido como el Africano, “que entre el fin del segundo y el inicio del tercer siglo inaugura la literatura cristiana en latín. Con él comienza una teología en dicho idioma - dijo el Santo Padre -. Su obra ha dado frutos decisivos, que sería imperdonable minusvalorar. Su influencia se desarrolla en diversos niveles: desde el del lenguaje y de la recuperación de la cultura clásica, hasta el de la individuación de un ‘alma cristiana’ común en el mundo y de la formulación de nuevas propuestas de convivencia humana”.
Aun no conociendo con exactitud las fechas de su nacimiento y de su muerte, sabemos de Tertuliano que recibió una sólida formación retórica, filosófica, jurídica e histórica, en Cartago, hacia finales del siglo II. Se convirtió al cristianismo, atraído probablemente por el ejemplo de los mártires cristianos. Comenzó a publicar sus escritos más famosos en el 197. “Pero una búsqueda demasiado individual de la verdad junto con las intemperancias del carácter - era un hombre riguroso - lo llevaron a abandonar la comunión con la Iglesia, uniéndose a la secta del montanismo”, recordó el Papa.
Sus escritos de carácter apologético persiguen dos intentos principales: confutar las acusaciones gravísimas que los paganos dirigían contra la nueva religión y comunicar el mensaje del Evangelio en diálogo con la cultura del tiempo. En su obra más conocida, el Apologetico, “denuncia el comportamiento injusto de las autoridades políticas con la Iglesia; explica y defiende las enseñanzas y las costumbres de los cristianos; individua las diferencias entre la nueva religión y las principales corrientes filosóficas del tiempo; manifiesta el triunfo del Espíritu, que a la violencia de los persecutores opone la sangre, el sufrimiento y la paciencia de los mártires… El martirio, el sufrimiento por la verdad son finalmente victoriosas y más eficaces que la crueldad y la violencia de los regímenes totalitarios”. Pero Tertuliano “advierte al mismo tiempo la necesidad de comunicar positivamente la esencia del cristianismo. Por esto él adopta el método especulativo para ilustrar los fundamentos racionales del dogma cristiano. Los profundiza en modo sistemático”.
El Santo Padre destacó asimismo la importancia del pensamiento de Tertuliano en el desarrollo del dogma trinitario - “nos ha dado en latín el lenguaje adecuado para expresar este gran misterio” -, en el correcto lenguaje para expresar el misterio de Cristo Hijo de Dios y verdadero Hombre. Trató también sobre el Espíritu Santo y en sus obras son numerosos los textos sobre la Iglesia, que Tertuliano reconoce siempre como Madre de nuestra fe y de nuestra vida cristiana. “Se detiene asimismo sobre la conducta moral de los cristianos y sobre la vida futura… En modo especial, en esos tiempos de persecución en que los cristianos parecían una minoría perdida, el Apologista los exhorta a la esperanza… Tenemos la esperanza de que el futuro es nuestro porque el futuro es de Dios… la resurrección del Señor es presentada como el fundamento de nuestra futura resurrección, y representa el objeto principal de la confianza de los cristianos”.
Aún hoy “quedan abiertas muchas cuestiones, no sólo sobre el pensamiento teológico y filosófico de Tertuliano, sino también sobre su actitud ante las instituciones políticas y la sociedad pagana”, afirmó el Santo Padre, recordando su “gran aporte al pensamiento cristiano”. “Se ve - subrayó Benedicto XVI - que al final le falta la simplicidad, la humildad de insertarse en la Iglesia, de aceptar sus debilidades, de ser tolerante con los demás y consigo mismo. Cuando se ve solamente el propio pensamiento en su grandeza, finalmente es esta misma grandeza que se pierde. La característica esencial de un gran teólogo es la humildad de estar con la Iglesia, de aceptar sus debilidades y las propias, porque sólo Dios es realmente todo santo. Nosotros, en cambio, tenemos siempre necesidad del perdón”.
El Papa concluyó su catequesis iluminando cómo Tertuliano “continúa siendo un testimonio interesante de los primeros tiempos de la Iglesia, cuando los cristianos se encontraron siendo sujetos auténticos de una ‘nueva cultura’ en el diálogo cercano entre herencia clásica y mensaje evangélico”, además en sus escritos “se encuentran numerosos temas que todavía hoy estamos llamados a afrontar. Ellos implican una fecunda búsqueda interior, a la que exhorto a todos los fieles, para que sepan expresar en modo cada vez más convincente la Regla de la fe”, expuesta por Tertuliano, “según la cual nosotros creemos que existe un sólo Dios, y ningún otro fuera del Creador del mundo: él ha sacado todas las cosas de la nada por medio de su Verbo, generado antes de todas las cosas”. (S.L.) (Agencia Fides 31/5/2007 - líneas 54, palabras 793)


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