VATICANO - “A todos y cada uno deben estar dirigidas la misión de la Iglesia y nuestra solicitud de Pastores: creo que es esencial recordarlo, de modo particular en este 50º Aniversario de la Encíclica Fidei Donum de Pío XII”: Benedicto XVI a la Asamblea General de la CEI

viernes, 25 mayo 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La Visita ad Limina realizada en los meses pasados de los Obispos de Italia ha sido para el Santo Padre Benedicto XVI “un gran consuelo y una experiencia de alegría”: lo afirmó el mismo Pontífice durante la Audiencia a los participantes en la 57a Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, al mediodía del 24 de mayo en el aula del Sínodo. “En estos encuentros con Vosotros - afirmó el Pontífice - he sido ante todo confirmado en la certeza de que en Italia la fe está viva y profundamente enraizada y que la Iglesia es una realidad de pueblo, profundamente cercana a las personas y a las familias. Existen ciertamente situaciones diferentes, en este país tan rico de historia, incluso religiosa, y caracterizada por múltiples herencias además que por diversas condiciones de vida, de trabajo y de rédito”.
Entre las dificultades existentes, el Papa citó “el peso de una cultura que lleva la impronta del relativismo, pobre en certezas y rica más bien en reivindicaciones no siempre justificadas”, mientras se advierte la necesidad de un “robustecimiento de la formación cristiana mediante una catequesis más sustanciosa” y “de poner a Dios cada vez más al centro de la vida de nuestras comunidades, dando la primacía a la oración, a la amistad personal con Jesús y consecuentemente a la llamada a la santidad”. En particular, Benedicto XVI invocó el cuidado por las vocaciones a la vida sacerdotal y a la vida consagrada, la solicitud por la formación permanente y por las condiciones en las que viven y operan los sacerdotes, cuyo exiguo número, especialmente en algunas regiones, representa ya ahora un serio problema para la acción pastoral. Luego, el Santo Padre recordó el Convenio de la Iglesia italiana en Verona: “Es sumamente importante que aquella esperanza en Jesús Resucitado, aquel espíritu de comunión y aquella voluntad de testimonio misionero que han animado y sostenido el camino preparatoria y luego la celebración del Convenio continúen alimentando la vida y el compromiso multiforme de la Iglesia en Italia”.
Recordando el tema principal de la Asamblea - “Jesucristo, único Salvador del mundo: la Iglesia en misión, ad gentes y entre nosotros” - Benedicto XVI puso en evidencia que “se trata siempre de anunciar y testimoniar al mismo Jesucristo, tanto a los pueblos que reciben la fe por primera vez, como a los hijos de aquellos pueblos que hoy vienen a vivir y trabajar en Italia, como también a nuestra gente, que a veces se encuentra alejada de la fe y sometida a la presión de aquellas tendencias secularizantes, que querrían dominar la sociedad y la cultura en este país y en Europa toda. A todos y cada uno deben estar dirigidas la misión de la Iglesia y nuestra solicitud de Pastores: creo que es esencial recordarlo, de modo particular en este 50º Aniversario de la Encíclica Fidei Donum de Pío XII. Me alegro de que hayáis querido poner en la base del compromiso misionero la verdad fundamental de que Jesucristo es el único Salvador del mundo: la certeza de esta verdad, en efecto, alimentó desde el inicio el impulso decisivo par ala misión cristiana”. Hoy la estima y el respeto hacia las otras religiones y culturas son particularmente necesarios, aún cuando “no disminuye la consciencia de la originalidad, plenitud y unidad de la revelación del verdadero Dios que en Cristo nos ha sido donada, y tampoco puede atenuarse o debilitarse la vocación misionera de la Iglesia. El clima cultural relativista que nos rodea hace siempre más importante y urgente enraizar y hacer madurar en todo el cuerpo eclesial la certeza de que Cristo, el Dios con rostro humano, es el verdadero y único Salvador”.
Seguidamente, Benedicto XVI recordó la responsabilidad de los Obispos no sólo hacia las Iglesias confiadas a ellos, sino también hacia la Nación entera: “En el pleno y cordial respeto de la distinción entre Iglesia y política, entre aquello que es del César y lo que es de Dios (cf. Mt 22,21), no podemos no preocuparnos ciertamente de aquello que es bueno para el hombre, criatura a imagen de Dios: en concreto, del bien común de Italia. A este propósito el Papa citó la Nota aprobada por el Consejo Episcopal Permanente respecto de la familia fundada en el matrimonio y de las nuevas iniciativas legislativas en materia de uniones de hecho, “en plena consonancia con la constante enseñanza de la Sede Apostólica”. Siempre a propósito de la familia, el Papa evidenció como ella “está profundamente enraizada en el corazón y en la vida de los italianos”, y su rol en la sociedad “tiene una particular necesidad de ser comprendido y reconocido hoy, frente a una cultura que se empeña en favorecer la felicidad de las personas insistiendo unilateralmente en la libertad del individuo solo. Por ello, toda iniciativa del Estado que favorezca la familia como tal no puede sino ser apreciada y alentada”.
Finalmente, el Papa recomendó a los Obispos italianos promover la atención “a las necesidades verdaderas de las personas… a las muchas pobrezas, viejas y nuevas, visibles o invisibles”, para que en dicho servicio “brille siempre el auténtico amor de Cristo”. La próxima cita de la Iglesia Italiana será en Loreto, a inicios de septiembre, con ocasión del “Ágora de jóvenes italianos”, “que busca introducir más profundamente a los jóvenes en el camino de la Iglesia luego del Convenio de Verona prepararlos para la Jornada Mundial de la Juventud del próximo año en Sydney. Sabemos bien - concluyó el Pontífice - que la formación cristiana de las nuevas generaciones constituye probablemente la tarea más difícil, pero una de las más importantes en el horizonte de la Iglesia”. (S.L.) (Agencia Fides 25/5/2007; líneas 66, palabras 984)


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