Comentario de la intención misionera indicada por el Santo Padre para el mes de noviembre a cargo del Cardenal Crescencio Sepe, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos "Por la Iglesia en América para que el Segundo Congreso Misionero Americano de Guatemala la empuje a una acción evangelizadora más generosa también fuera de las propias fronteras"

lunes, 27 octubre 2003

En continuidad con el I Congreso Americano Misionero (y IV Latinoamericano), que se celebró en la ciudad argentina de Paraná (1999) algunos meses después de la promulgación de la Exhortación postsinodal Ecclesia in America y después de la feliz experiencia del Gran Jubileo del año 2000, la Iglesia en América se sitúa nuevamente en el horizonte ilimitado de la Misión universal.
El II congreso Americano Misionero (CAM II) se celebrará en la ciudad de Guatemala, capital de la misma nación, “corazón” del continente americano, nación que, junto con los otros países centroamericanos, une el norte con el sur del “ nuevo mundo”.
La Iglesia en Guatemala ha tenido un papel de primer orden en la historia eclesial del continente y continua teniendo, en la actualidad y en el fututo inmediato, una gran importancia. Prueba de ello es el hecho de que el Santo Padre ha realizado, a lo largo de su Pontificado, tres inolvidables viaje a esta noble nación (1983,1996,2002) que durante años ha sufrido el drama de un sangriento conflicto civil, que concluyó con el acuerdo de paz del 29 de noviembre de 1996.
Con ocasión de su segundo viaje apostólico, el Santo Padre rindió un profundo homenaje a los “centenares de catequistas, que junto con algunos sacerdotes, arriesgaron su vida y finalmente la perdieron por el Evangelio”. A este respecto, no podemos olvidar el sacrificio de Mons. Juan Gerardi, Obispo Auxiliar de Guatemala, que murió asesinado en la capital, comprometido desde siempre en la defensa de los más débiles y en el difícil proceso de pacificación nacional. La herencia de estos “héroes de la fe”, declaró el Santo Padre “comporta la urgente labor de la evangelización. Ningún lugar y ninguna persona deben quedar sin conocer el Evangelio”.
Estos ejemplos “de dedicación sin límites a la causa del Evangelio” el testimonio del gran numero de santos y santas con los que ha bendecido el Señor a la Iglesia del continente y del Caribe, nos muestran como la premisa indispensable para que las Iglesias particulares en América puedan asumir de forma responsable y solidaria el compromiso por la misión ad gentes, está en acoger y vivir plenamente, a nivel personal y comunitario, la llamada a la santidad. “La santidad, nos recuerda el Santo Padre en la Exhortación postsinodal Christifideles laici es el presupuesto fundamental y una condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia “ (n.17)
La Iglesia en América no es solo “la esperanza misionera de la Iglesia “, sino que es ya “una feliz realidad misionera”. Son numerosos los signos de madurez responsable ad gentes de un número siempre creciente de Iglesias particulares del continente: el envío de sacerdotes fidei donum a otras diócesis, a Vicariatos apostólicos o Prelaturas, en el propio país, en el continente pero también a África y Asia; la consoladora realidad misionera del laicado de tantos catequistas, de movimientos eclesiales y de nuevas comunidades; los programas de “Iglesias hermanas” e “Iglesias solidarias” con las que algunas diócesis, que gozan de más recursos, comparten con otras más necesitadas.
Sin embargo, precisamente porque las potencialidades misioneras de la iglesia en América son enormes, es necesario hacer mas para que los fieles americanos unan sus esfuerzos para dar un impulso a la primera evangelización y a la fundación de comunidades cristianas entre los pueblos que todavía no conocen a Cristo y que constituyen la mayoría de la humanidad.
La Iglesia en América necesita de la oración de todos para que el Segundo Congreso Misionero la empuje a una acción evangelizadora más generosa incluso fuera de las propias fronteras. + Card. Crescencio Sepe
(Agencia Fides 27/10/2003 Líneas: 41 Palabras: 597)


Compartir: