VATICANO - “También nosotros, como María Magdalena, Tomás y los otros apóstoles, estamos llamados a ser testigos de la muerte y la resurrección de Cristo. No podemos no compartir tan grande noticia. Debemos proclamarla al mundo entero”: la catequesis del Papa en la audiencia general.

jueves, 12 abril 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La audiencia general del miércoles 11 de abril, en la Octava de Pascua, tuvo lugar en la Plaza San Pedro, a donde el Santo Padre Benedicto XVI llegó desde su residencia en Castelgandolfo, donde está pasando algunos días de descanso. En su catequesis el Papa reflexionó sobre los encuentros de Jesús después de su Resurrección: con María Magdalena y las otras mujeres que fueron al sepulcro, con los Apóstoles reunidos en el Cenáculo, con Tomás y los otros discípulos. “Sus diversas apariciones -explicó el Pontífice- constituyen también para nosotros una invitación para profundizar el mensaje fundamental de la Pascua; nos estimulan a recorrer el itinerario espiritual de cuantos han encontrado a Cristo y lo han reconocidos durante aquellos primeros días que siguieron a los eventos pascuales”. Los Padres de la Iglesia han visto en la prisa de Pedro y Juan por ir al sepulcro “una exhortación a vivir la única competición legítima entre los creyentes: la competencia por la búsqueda de Cristo. ¿Qué decir de María Magdalena? Mientras llora permanece junto a la tumba vacía con el único deseo de saber donde han llevado a su Maestro. Lo encuentra y reconoce cuando Él la llama por su nombre. También nosotros, si buscamos al Señor con alma simple y sincera, lo encontraremos, será Él mismo quién vendrá a nuestro encuentro; se hará reconocer, nos llamará por nombre propia, nos hará entrar en la intimidad de su amor”.
Para comentar el encuentro del Resucitado con los dos discípulos de Emaús, propuesto por la liturgia del día, el Santo Padre citó las palabras de San Agustín: “Jesús parte el pan, lo reconocen. ¡Es entonces que nosotros no podemos decir que no conocemos al Cristo! ¡Si creemos, lo reconocemos! Es más, ¡si creemos, lo tenemos! ¡Habían visto al Cristo en su mesa, nosotros lo tenemos en nuestra alma!”. Y concluye: “Tener a Cristo en el propio corazón es mucho más que tenerlo en la propia casa: En efecto, nuestro corazón es mucho más íntimo a nosotros que nuestra propia casa”. (Discurso 232,VII,7). Otros dos episodios fueron citados por el Papa Benedicto XVI en su catequesis sobre las apariciones del Resucitado. “El Señor había dicho a María Magdalena: ‘No me toques, que todavía no he subido al Padre.’ (Jn 20,17). Una expresión que nos sorprende, sobre todo si la comparamos con lo que sucedió con el incrédulo de Tomás. Ahí, en el Cenáculo, fue el mismo Resucitado quien presentó las manos y el costado al Apóstol para que los tocase y de esta experiencia tuviese la certeza que era justamente Él. En realidad, los dos episodios no están en contraste; al contrario, uno ayuda a comprender al otro. María Magdalena quisiera tener a su Maestro como anteriormente lo tuvo, considerando la cruz como un dramático recuerdo que debe ser olvidado. Pero a esto punto no hay más espacio para una relación con el Resucitado que sea meramente humana. Para encontrarlo, no es necesario regresar, sino ponerse en una relación totalmente nueva con Él: ¡Es necesario ir adelante!... Es cuanto sucedió con Tomás. Jesús le muestra sus heridas no para olvidar la cruz, sino para que en el futuro sea inolvidable.”
Para concluir la catequesis, el Pontífice invitó a dirigir la mirada hacia el futuro: “Es tarea del discípulo la de dar testimonio de la muerte y la resurrección de su Maestro y de su vida nueva… También nosotros, como María Magdalena, Tomás y los otros apóstoles, estamos llamados a ser testigos de la muerte y la resurrección de Cristo. No podemos no compartir tan grande noticia. Debemos proclamarla al mundo entero: “¡Hemos visto al Señor!” (Jn 20,25). Que la Virgen María nos ayude a vivir plenamente la alegría pascual, para que, sostenidos por la fuerza del Espíritu Santo, seamos capaces de difundirla donde sea que vivimos y trabajamos”. (S.L.) (Agencia Fides 12/4/2007 - líneas 46, palabras 683)


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