VATICANO - El Papa Benedicto XVI a los jóvenes de la Diócesis de Roma: “Saliendo de esta celebración, con el corazón lleno de la experiencia del amor de Dios, estén preparados para ‘osar’ el amor en vuestras familias, en las relaciones con vuestros amigos e incluso con quien os haya ofendido”

viernes, 30 marzo 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En preparación a la XXII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en todas las Diócesis el domingo 1º de abril, Domingo de Ramos, el Santo Padre Benedicto XVI tuvo un encuentro con los jóvenes de la Diócesis de Roma en la tarde del jueves 29 de marzo, para la Celebración de la Penitencia en la Basílica Vaticana. “Es un encuentro alrededor de la Cruz, una celebración de la misericordia de Dios que en el Sacramento de la confesión cada uno de vosotros podrá experimentar personalmente - dijo el Santo Padre en la homilía -. En el corazón de todo hombre, mendigo del amor, hay sed de amor… Con mayor razón el cristiano no puede vivir sin amor. Es más, si no encuentra el amor verdadero no puede decirse ni siquiera plenamente cristiano… El amor de Dios por nosotros, iniciado con la creación, se ha hecho visible en el misterio de la Cruz… Sí, la Cruz revela la plenitud del amor de Dios por nosotros. Un amor crucificado, que no se detiene ante el escándalo del Viernes Santo, sino que culmina en la alegría de la Resurrección y Ascensión al cielo y en el don del Espíritu Santo, Espíritu del amor por medio del cual, también esta tarde, serán perdonados los pecados y concedidos el perdón y la paz”.
El Santo Padre recordó luego que el amor de Dios por el hombre “se expresa en plenitud en la Cruz… en el sacrificio de la Cruz Dios continúa reproponiendo su amor, su pasión por el hombre”. Luego, dirigiéndose a los jóvenes continuó: “con el Bautismo vosotros habéis ya nacido a una vida nueva en virtud de la gracia de Dios. Pero ya que esta vida nueva no ha suprimido la debilidad de la naturaleza humana, ni la inclinación al pecado, nos es dada la oportunidad de acercarnos al Sacramento de la confesión. Cada vez que lo hacéis con fe y devoción, el amor y la misericordia de Dios mueven vuestro corazón, después de un atento examen de conciencia, hacia el ministro de Cristo. A él, y así a Cristo mismo, expresáis el dolor por los pecados cometidos, con el firme propósito de no pecar más en el futuro, y con la disponibilidad a acoger con alegría los actos de penitencia que él os indique para reparar el daño causado por el pecado… Con la lavanda penitencial de este Sacramento, somos admitidos de nuevo a la plena comunión con Dios y con la Iglesia, compañía en la que se puede confiar porque es ‘sacramento universal de salvación’”.
Retomando el versículo evangélico que constituye el tema de la XXII Jornada Mundial de la Juventud - “Como yo os he amado, amaos así también los unos a los otros” (Jn 13,34) -, el Papa Benedicto XVI prosiguió: “Cristo nos atrae a sí para unirse a cada uno de nosotros, para que nosotros aprendamos también a amar a los hermanos con su mismo amor, como Él nos ha amado. Hoy, como siempre, hay tanta necesidad de una renovada capacidad de amar a los hermanos. Saliendo de esta celebración, con el corazón lleno de la experiencia del amor de Dios, estén preparados para ‘osar’ el amor en vuestras familias, en las relaciones con vuestros amigos e incluso con quien os haya ofendido. Estén preparados para incidir con un testimonio auténticamente cristiano en los ambientes de estudio y trabajo, para comprometeros en las comunidades parroquiales, los grupos, movimientos, asociaciones y en todo ámbito de la sociedad”.
A los jóvenes enamorados el Papa ha dirigido la invitación a vivir el noviazgo “en el amor verdadero, que comporta siempre el respeto recíproco, casto y responsable”, y a cuantos el Señor llama a una vida de particular consagración, a estar preparados “a responder con un ‘sí’ generoso y total”. Finalmente concluyó la homilía con esta exhortación: “Queridos muchachos y muchachas, el mundo espera vuestro aporte a la edificación de la ‘civilización del amor’. El horizonte del amor es verdaderamente ilimitado: ¡es el mundo entero!… ¡No os desaniméis y tened siempre fe en Cristo y en su Iglesia!” (S.L.) (Agencia Fides 30/3/2007 - líneas 43, palabras 637)


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