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Johannesburgo (Agencia Fides) - El Arzobispo John Patrick Foley, Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, dio el discurso de apertura del quinto Summit mundial sobre los Medios de Comunicación para los niños, con sede en Johannesburgo, Sudáfrica. Mons. Foley recordó que su primer impacto con el mundo de los mass media fue a la edad de 14 años, escribiendo un programa radiofónico sobre vidas de Santos que habían luchado por la libertad y la justicia.
El Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales invitó a los participantes del Summit a reflexionar con atención sobre la formación de los niños a través de los medios de comunicación de masa y sobre su educación, poniendo atención en saber utilizar los mass media. Citando el mensaje del Papa Benedicto XVI para la 41ésima Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales, sobre el tema “Los niños y los medios de comunicación: un desafío para la educación”, Mons. Foley precisó que “como la educación en general, la de los medios exige formación en el ejercicio de la libertad. Se trata de una responsabilidad comprometedora. Muy frecuentemente la libertad es presentada como una incansable búsqueda del placer o de nuevas experiencias. ¡Esta es una condena, no una liberación! La verdadera libertad no condenaría jamás a un individuo -sobre todo a un niño- a la insaciable búsqueda de la novedad. A la luz de la verdad, la auténtica libertad es experimentada como una respuesta definitiva al “sí” de Dios a la humanidad, llamándonos a escoger, no indiscriminadamente sino deliberadamente, todo aquello que es bueno, verdadero y hermoso”.
Mons. Foley agregó que el desafío para los miles de delegados (incluidos los 300 niños y adolescentes provenientes de todo el mundo) es el de garantizar que el entretenimiento no sea “fin a sí mismo” o “basado en la explotación”.
“Toda tendencia a producir programas -inclusive películas de entretenimiento y video games- que en nombre de la diversión exaltan la violencia, reflejan comportamientos antisociales o vulgarizan la sexualidad humana, es una perversión, aún más cuando estos programas están dirigidos a los niños y adolescentes. ¿Cómo explicar esta “diversión” a los innumerables jóvenes inocentes que son en realidad víctimas de la violencia, de la explotación y del abuso?”
Finalmente Mons. Foley agradeció a los participantes por su compromiso por promover experiencias sanas de programas informativos y educativos para los niños y los jóvenes con el fin de contribuir al desarrollo de una sociedad justa en la paz, en el respeto recíproco y en la felicidad. (L.M.) (Agencia Fides 27/3/2007 líneas 30 palabras 416)
