VATICANO - EL PAPA ENTREGA EL ANILLO A LOS NUEVOS CARDENALES - “UNIDAD Y APERTURA, COMUNIÓN Y MISIÓN: ESTA ES LA MANERA DE SER DE LA IGLESIA. ESTA ES, EN PARTICULAR, LA DOBLE MISIÓN DEL MINISTERIO PETRINO, QUE EL OBISPO DE ROMA COMPARTE CON LOS SUCESORES DE LOS APÓSTOLES”

miércoles, 22 octubre 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Unidad y apertura, comunión y misión: esta es la manera de ser de la Iglesia. Esta es, en particular, la doble misión del ministerio de Pedro: servicio de unidad y servicio a la misión”. Afirmó esta mañana el Santo Padre Juan Pablo II en la Patriarcal Basílica Vaticana, durante la solemne Concelebración Eucarística con los nuevos Cardenales creados en el Consistorio de ayer, para la entrega del anillo cardenalicio. “El obispo de Roma tiene la alegría de compartir este servicio con los demás sucesores de los apóstoles, unidos a él en el único colegio episcopal. Según una antigua tradición, en este servicio, el sucesor de Pedro se sirve de manera particular de la colaboración de los cardenales. En su Colegio se refleja la universalidad de la Iglesia, único pueblo de Dios arraigado en la multiplicidad de las naciones”.
En la homilía –leída por el Sustituto de la Secretaria de Estado, el Arzobispo Leonardo Sandri, el Papa subrayó : “El primer servicio que Pedro y sus sucesores ofrecen a la comunidad de los creyentes es precisamente éste: profesar la fe en «Cristo, el Hijo del Dios vivo»” y después recordó a los Cardenales: hemos sido llamados a ofrecer nuestro testimonio «hasta el derramamiento de sangre» («usque ad sanguinis effusionem»). “Jesús anunció claramente que la persecución de los apóstoles y de sus sucesores no sería un hecho extraordinario... El libro de los Hechos de los Apóstoles subraya que, mientras Pedro estaba en la prisión, «la Iglesia oraba insistentemente por él a Dios»”. ¡Qué gran valor infunde el apoyo de la oración unánime del pueblo cristiano! Yo mismo he podido experimentar el consuelo. Esta es, queridos hermanos, nuestra fuerza. Y es también uno de los motivos por los que he querido que el vigésimoquinto año de mi pontificado fuera dedicado al santo Rosario: para subrayar la primacía de la oración, de manera especial la contemplativa, vivida en unión espiritual con María, la Madre de la Iglesia”.
Por último el Santo padre les exhortó a unirse a Cristo: Volvamos a comenzar desde Él, desde Cristo, para anunciar a todos los prodigios de su amor. Sin miedo y sin titubeos, pues él nos asegura: «¡ánimo!: yo he vencido al mundo». Sí, Señor, ¡confiamos en ti y contigo continuamos nuestro camino al servicio de la Iglesia y de la humanidad! (S.L.) (Agencia Fides 22/10/2003 Líneas: 34 Palabras: 453)


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