VATICANO - El Papa Benedicto XVI a los participantes en el curso promovido por la Penitenciaria Apostólica: "el compromiso del sacerdote y del confesor es principalmente éste: llevar a cada uno a experimentar el amor de Cristo hacia él, encontrándolo en el camino de la propia vida como Pablo lo encontró camino de Damasco "

sábado, 17 marzo 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "El actual encuentro me brinda la oportunidad de reflexionar con vosotros sobre la importancia del sacramento de la Penitencia en este nuestro tiempo y recordar la necesidad de que los sacerdotes se preparen a administrarlo con devoción y fidelidad a alabanza de Dios y para la santificación del pueblo cristiano, como prometen al Obispo en el día de su Ordenación sacerdotal". Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido a los participantes en el Curso sobre el Foro interior organizado por la Penitenciaria Apostólica, recibidos en audiencia el 16 de marzo por la mañana. "Con los gestos y las palabras sacramentales, los sacerdotes hacen visible sobre todo el amor de Dios, que se ha revelado en plenitud en Cristo - ha continuado el Santo Padre -… Lo que ocurre en este sacramento es por tanto ante todo misterio de amor, obra del amor misericordioso del Señor… Todos necesitamos acudir a la fuente inagotable del amor divino, que se manifiesta totalmente en el misterio de la Cruz, para encontrar la auténtica paz con Dios, con nosotros mismos y con el prójimo. Sólo de este manantial espiritual es posible obtener esa energía interior indispensable para vencer el mal y el pecado en la lucha sin pausa, que caracteriza nuestra peregrinación terrena hacia la patria celeste".
El Papa ha recordado después como en el mundo contemporáneo continua habiendo contradicciones reveladas por el Concilio Vaticano II: "vemos una humanidad que querría ser autosuficiente, donde no pocos creen que pueden prescindir de Dios para vivir bien; sin embargo, ¡cuántos parecen tristemente condenados a afrontar dramáticas situaciones de vacío existencial, cuanta violencia continua habiendo en la tierra, cuanta soledad pesa sobre el ánimo del hombre de la era de la comunicación! En una palabra, hoy parece que se haya perdido el "sentido del pecado”, pero en contrapartida, han aumentado los "complejos de culpa". ¿Quién podrá librar el corazón de los hombres de este yugo de muerte, si no Aquel que muriendo derrotó para siempre la potencia del mal con la omnipotencia del amor divino?"
El sacerdote, en el sacramento de la Confesión, es instrumento del amor misericordioso de Dios, su compromiso es principalmente aquel de "llevar a cada uno a experimentar el amor de Cristo hacia él, encontrándolo en el camino de la propia vida como Pablo lo encontró camino de Damasco". Para cumplir esta importante misión y alcanzar el objetivo establecido, el sacerdote al realizar el ministerio del sacramento de la Penitencia debe estar animado "por una constante tensión a la santidad", interiormente siempre unido al Señor, fiel al Magisterio de la Iglesia en lo que se refiere a la doctrina moral, "consciente de que la ley del bien y del mal no viene determinada por las situaciones, sino por Dios". Por último, el Papa ha pedido la intercesión de la Virgen Maria para que ayude el ministerio de los sacerdotes confesores y ayude a cada comunidad cristiana "a comprender cada vez más el valor y la importancia del sacramento de la Penitencia para el crecimiento espiritual de cada fiel". (S.L) (Agencia Fides 17/3/2007 Líneas: 39 Palabras: 569)


Compartir: