VATICANO - Camino de oración para la Cuaresma - El acto de Dolor, de Fe, de Esperanza y de Caridad (I)

martes, 13 marzo 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Quasi modo geniti infantes: rationabiles, sine dolo lac concupiscite” (1 Pe 2,2) ("Como niños recién nacidos desead la leche espiritual pura, a fin de que por ella, crezcáis para la salvación”. Esta antífona de entrada (Introito) del domingo después Pascua, popularmente llamada "domingo in Albis", se dirige en particular a los neófitos, recordando la ceremonia del día anterior. El "sábado in Albis" habían en efecto depuesto el vestido blanco recibido durante el Bautismo celebrado en la Vigilia Pascual y la Iglesia les propone hacer como los niños, desear ardientemente la leche espiritual, para crecer en la fe del mismo modo que en el cuerpo. San Pedro retoma así las palabras de Jesús que indica cómo llega al "Padre" Nuestro que está en los cielos: haciéndose como niños. "Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como estos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él” (Mc 10, 15).
Insiste Jesús mucho sobre la necesidad de "hacerse pequeños": a la pregunta que le plantean los Apóstoles, "Quién pues es el más grande en el reino de los cielos"? (Mt 18, 1), Jesús responde llamando a un niño: "Jesús llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. (Mt 18, 2-4). Y Jesús precisa el motivo que se debe tener, respecto a Dios, la misma actitud confiada que los niños tienen con los padres: "Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10).
En la vida normal, el niño recibe el primer nutrimento del seno materno. Es de la madre que también recibe toda la vida, toda la educación. Por ejemplo, se habla de la lengua madre. Se podría también decir que, la mayor parte de las veces, es de ella de quien los niños aprenden sus primeros oraciones, a pronunciar el nombre de Jesús, a pronunciar el nombre de Maria, a recitar el Ave Maria, el Padre Nuestro, las primeras oraciones de su nueva vida cristiana. Crecen así en el cuerpo y en el alma, obteniendo del cuerpo y del corazón de su madre las fuerzas necesarias para su crecimiento físico y espiritual. (J.M) (Agencia Fides 13/3/2007; Líneas: 29 Palabras: 457)


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