EUROPA/ITALIA - "Los religiosos y las religiosas locales son un factor muy importante en el desarrollo de los países", André Récipon, hijo espiritual y sucesor de Raoul Follereau, habla a Fides

lunes, 5 marzo 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Con ocasión de una visita a Italia, la Agencia Fides ha encontrado recientemente al doctor Andrè Récipon: quien en 1968, Raoul Follereau, los designo con acta notarial, como su hijo espiritual y sucesor. Toda una vida empelada en ayudar a los otros, fuertemente animados por el mismo ideal de su padre espiritual. André Récipon ha instituido la asociación francesa Raoul Follereau de París, de la que es hoy Presidente su hijo Michel, la Fundación Raoul Follereau, la Unión Internacional de Asociaciones Raoul Follereau y la Fundación para el alojamiento social. Nacido en 1925, André Récipon ha sido delegado general de las Asociaciones Familiares Católicas, Secretario General de la Federación Nacional de Organismos de Gestión de la enseñanza Católica y Presidente de la Coordinación de Agen que agrupa a más de 200 asociaciones humanitarias.
Este año se celebra el 30° aniversario de la muerte de Raoul Follereau. ¿Es una herencia importante la que le dejó el médico "amigo de los leprosos”?
Es siempre difícil seguir las huellas de alguien que fue tan importante en vida y que continua siéndolo incluso ahora por medio de sus obras. Él fue un hombre excepcional, un gran orador, yo soy un pequeño administrador que continúo su obra. Follereau no tuvo hijos y por ello, me eligió como su hijo espiritual. Yo tengo a un hijo que a su vez me ha sucedido, pero es una tarea y un papel muy difícil tanto para mí como para él. Se piensa siempre en lo que ha hecho el predecesor, en lo que habría hecho Raoul Follereau a mi lugar.
¿En qué zonas del mundo ha trabajado?
Son muchas las iniciativas que seguimos, entre ellas, la formación de religiosos y religiosas locales, los niños abandonados, los enfermos de lepra y otras enfermedades olvidadas, los pobres y los marginados en general.
Para la lepra trabajamos sobre todo en África. Durante siglos los médicos no sabían reconocer la enfermedad y abandonaban a los leprosos. Sólo los misioneros se ocupaban de estos enfermos y aún hoy se les necesita porque muchos enfermos son inválidos. Antes las vocaciones predominantemente eran en Italia y Francia, ahora las vocaciones están en África. ¡Pero en África no hay fondos para sostener las muchas vocaciones! Se necesita el religioso, hay que ayudar a los religiosos a formarse, a especializarse, a reconocer la enfermedad. Los religiosos y las religiosas locales son un factor muy importante para el desarrollo.
Hace 20 años no había fármacos para curar personalmente la enfermedad pero yo no he querido nunca ir a curar a los enfermos como francés sino que he preferido formar a los religiosos para que pudieran curar a los enfermos en África. No es haciendo el trabajo de los otros como se ayuda el desarrollo, hay que dar los medios a quien está en el puesto, ponerlos en condiciones de desarrollar el trabajo.
Otro gran empeño es hacia los niños de la calle, abandonados, desde Brasil a Filipinas, de Guinea a Letonia. Es muy difícil acercarse a ellos, como por ejemplo en Brasil, en Malí, Guinea, ya que para ellos los adultos son los que les pegan, los matan, les hacen daño, los violan.
¿Cuál es el mensaje de Follerau que ella lleva consigo?
Llevar un mensaje es hacer algo, es actuar, no sólo hablar. Yo organizo acciones concretas, para poner las ideas y realizarlas, hace falta trabajar.
¿Ahora en particular de qué se está ocupando?
Ya yo sólo soy Presidente de honor, sigo conferencias, encuentros. Es mi hijo quien sigue trabajando. Trabaja mucho con la lepra, la úlcera de Buruli, la formación de religiosos y religiosas en los países pobres, los niños de la calle y, en Francia, en la reintegración de los campesinos. Hace 50 años instituí una organización para dar alojamiento a los más pobres. Como no es posible que vivan todos juntos la asociación busca disposiciones dónde poder colocarlos. (AP) (5/3/2007 Agencia Fides; Líneas: 50 Palabras: 681)


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