VATICANO - "La conciencia santuario de la persona, fuente metafórica de agua que puede ser contaminada pero que volviendo al manantial se purifica": Concluye el Congreso promovido por la Pontificia Academia por la Vida

lunes, 26 febrero 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Ante presencia de unos 400 participantes procedentes de todo el mundo y de prestigiosos relatores, también ellos procedentes de países lejanos, se ha tenido en el Vaticano, el 23 y 24 de febrero, la XIII Asamblea General de la Pontificia Academia por la Vida.
Se ha tratado del primero Encuentro del género que ha tenido por tema " "La conciencia cristiana como sustento del derecho a la vida".
"Con este Congreso, ha explicado Mons. Elio Sgreccia, Presidente de la Pontificia Academia por la Vida, se quiere subrayar la identidad de una conciencia cristiana y qué quiere decir ser cristianos." "La conciencia a menudo es calificada como el santuario de la persona, es el núcleo más oculto que decide sobre las acciones del hombre", ha subrayado el Obispo. "Vista cómo lugar sagrado también la conciencia puede ser profanada, destruida, pero como el templo puede ser reconstruida"
"La conciencia vista como fuente de agua debe permanecer pura, recta y cierta. Puede ser contaminada pero volviendo a la fuente se purifica", ha recordado mons. Sgreccia.
En su intervención, el Presidente de la academia ha afirmado la necesidad de la objeción de conciencia del cristiano frente al aborto, eutanasia, matrimonio entre personas del mismo sexo.
"Todo lo que impide la implantación del embrión es materia de objeción de conciencia", ha precisado. "Hasta ahora conocíamos dos tipos de objeción de conciencia: la del servicio militar y la guerra y la del aborto y la esterilización". Ahora, ha añadido, los casos se multiplican. Está, por ejemplo toda la cuestión del aborto químico, de la píldora del día después y de todos los demás instrumentos empleados también en el tercer mundo como las vacunas."
La introducción del Congreso ha sido del Cardenal Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, quien, examinando la relación entre la conciencia y la cultura, ha expuesto sus reflexiones sobre algunos textos en torno al tema de la conciencia de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
En el segundo Día la apertura de los trabajos fue confiada a Mons. Jean Laffitte, vice presidente de la Pontificia Academia, quien habló de la "historia de la objeción de conciencia y las diferentes acepciones del concepto de tolerancia". Mons. Laffitte ha evidenciado 'la tesis paradójica' según la cual "una sociedad ideológicamente tolerante, en el sentido contemporáneo del término, no puede tolerar la objeción de conciencia, ya que esta de algún modo huye de su control: en efecto no tolera la idea de que haya una verdad que deba buscarse. "Para huir de esta empresa totalitaria, la sola respuesta es la afirmación positiva de la dignidad del hombre como verdad válida para todos".
A continuación, el doctor Gerard Memeteau, en su intervención sobre la relación entre la objeción de conciencia y las instituciones, ha realizado una panorámica sobre las legislaciones europeas.
El doctor Luke Gormally director del Linacre Centre for Health Care Ethics de Londres, experto en tratamientos paliativos, ha hablado de la responsabilidad personal y social en el contexto de la defensa de la vida humana frente a la problemática de la cooperación al mal.
La última intervención del Congreso ha sido la del Cardenal Iván Dias, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos sobre "el compromiso de la conciencia cristiana en la promoción de la vida en los países en vías de desarrollo". El Prefecto ha debatido sobre los tres principios fundamentales que deberían conducir a los cristianos en la promoción de la vida: la primacía de la caridad, la formación de la conciencia y la necesidad de renovar el empeño de anunciar el señoría absoluto y universal de Dios sobre el mundo y sobre los hombres como vía concreta de promoción de la vida humana. El Cardenal Dias ha subrayado que "la promoción de la vida humana en los países en vías de desarrollo va más allá de los problemas de la genética y de las formas de reproducción", y que "sólo Cristo es la respuesta. Por muchos esfuerzos que se realicen nunca podremos responder de forma exhaustiva a la petición de plenitud de vida". (AP) (26/2/2007 Agencia Fides; Líneas: 52 Palabras: 717)


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