VATICANO - El Papa preside la primera estación cuaresmal en Santa Sabina: "Las obras de caridad, la oración, el ayuno junto a cualquier otro sincero esfuerzo de conversión encuentran su más alto sentido y valor en la Eucaristía, centro y cumbre de la vida de la Iglesia y de la historia de la salvación"

jueves, 22 febrero 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "El miércoles de Ceniza es considerado como la "puerta" de la Cuaresma. Efectivamente, la actual liturgia y los gestos que lo caracterizan forman un conjunto que anticipa de modo sintético la fisonomía misma de todo el período cuaresmal. En su tradición, la Iglesia no se limita a ofrecernos la temática litúrgica y espiritual del itinerario cuaresmal, sino que incluso nos indica los instrumentos ascéticos y prácticos para recorrerlo fructuosamente". Con estas palabras el Santo Padre inició su homilía la tarde del miércoles 21 de febrero, miércoles de Ceniza, durante la Santa Misa con la bendición e imposición de la Ceniza, en la Basílica de Santa Sabina al Aventino. Según el modelo de las "Estaciones" romanas, la celebración comenzó en la iglesia de San Anselmo, dónde se tuvo un momento de oración al que siguió la procesión penitencial hacia la Basílica de Santa Sabina.
Volviendo a recordar la Primera Lectura, del libro del profeta Joel (2,12), el Papa ha dicho: "La invitación que Joel dirige a sus oyentes - “Volved a mí con todo el corazón, con ayunos, con llantos y lamentos" - también vale para nosotros, queridos hermanos y hermanas. No dudemos de encontrar la amistad de Dios perdida con el pecado; encontrando al Señor experimentamos la alegría de su perdón… Sólo Cristo puede transformar toda situación de pecado en novedad de gracia. He aquí porque asume un fuerte impacto espiritual la exhortación que Pablo dirige a los cristianos de Corinto: "Os suplicamos en nombre de Cristo: dejaos reconciliar con Dios"; y también: "He aquí ahora el momento favorable, he aquí el día de salvación"! (5,20; 6,2). Mientras Joel hablaba del día futuro del Señor como de un día de terrible juicio, san Pablo, refiriéndose a la palabra del profeta Isaías, habla de "momento favorable", de "día de salvación”. El futuro día del Señor se ha convertido en “el hoy". El día terrible se ha transformado en la Cruz y en la Resurrección de Cristo, en el día de salvación. Y este día es ahora, como hemos escuchado en el Canto al Evangelio: "No endurezcáis hoy vuestro corazón, escuchad la voz del Señor”. El llamamiento a la conversión, a la penitencia resuena hoy con toda su fuerza, porque su eco nos acompaña en todos los momentos de la vida."
Luego el Santo Padre ha ilustrado el rito de la imposición de la Ceniza, "rito que reviste un dúplice sentido: el primero relativo al cambio interior, a la conversión y a la penitencia, mientras que el segundo recuerda de nuevo la precariedad de la humana condición, como fácilmente se desprende de las dos fórmulas diversas que acompañan el gesto". Los instrumentos para realizar la auténtica renovación interior y comunitaria en los cuarenta días de la Cuaresma vienen indicados por el propio Jesús, en el Evangelio: "las obras de caridad (la limosna), la oración y la penitencia (el ayuno). Son las tres prácticas fundamentales también apreciadas por la tradición hebrea, porque contribuyen a purificar al hombre ante Dios. Tales gestos exteriores, que deben ser realizados para agradar a Dios y no para conseguir la aprobación y el consentimiento de los hombres, serán aceptados por El, si expresan la determinación del corazón de servirle, con sencillez y generosidad". Renovando la invitación ya expresada en su mensaje para la Cuaresma, de vivir estos cuarenta días de especial gracia como un tiempo "eucarístico", el Papa Benedicto XVI ha concluido: "Sacando de este manantial inagotable de amor que es la Eucaristía, en la que Cristo renueva el sacrificio redentor de la Cruz, todos los cristianos pueden perseverar en el itinerario que hoy emprendemos solemnemente. Las obras de caridad (limosna), la oración, el ayuno junto con otros sinceros esfuerzos de conversión alcanzan su más alto significado y valor en la Eucaristía, centro y cumbre de la vida de la Iglesia y de la historia de la salvación". (S.L) (Agencia Fides 22/2/2007 - Líneas: 47 Palabras: 699)


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