VATICANO - Benedicto XVI recuerda durante ángelus la relación de Lourdes con el sufrimiento humano: “Es necesario mantener el desarrollo de los cuidados paliativos para que ofrezcan una asistencia integral y den a los enfermos incurables aquel apoyo humano y acompañamiento espiritual que tanto necesitan”

lunes, 12 febrero 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La memoria de la primera aparición de la Virgen María a Santa Bernardetta, el 11 de febrero de 1858 en la gruta de Massabielle, en Lourdes, y la celebración, en este día, de la Jornada Mundial del Enfermo, han marcado el discurso del Santo Padre Benedicto XVI al introducir el Ángelus, el domingo 11 de febrero. Las apariciones de la Virgen en Lourdes han hecho de aquel lugar “un centro mundial de peregrinos y de intensa espiritualidad mariana”, destacó el Papa, donde “desde hace casi ciento cincuenta años, se escucha con fuerza el llamado de la Virgen a la oración y a la penitencia”. Además, aquel Santuario “se ha convertido en meta de numerosos peregrinos enfermos, que poniéndose a la escucha de María Santísima, son alentados a aceptar sus sufrimientos y a ofrecerlos para la salvación del mundo, uniéndolos a los sufrimientos de Cristo crucificado”.
“Justamente por la relación existente entre Lourdes y el sufrimiento humano- prosiguió Papa Benedicto XVI-, hace quince años el amado Juan Pablo II ha querido que, con ocasión de la fiesta de la Virgen de Lourdes, se celebrase también la Jornada Mundial del Enfermo. Este año el corazón de esta celebración está en la ciudad de Seúl, capital de Corea del Sur, donde he enviado como mi representante al Cardenal Javier Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud”. El Papa dirigió un saludo particular a cuantos están reunidos en Seúl, a los operadores sanitarios del mundo entero, a los hermanos y hermanas enfermos, recordando en modo particular a aquellos que sufren a causa de males graves y dolorosos: “Es necesario el desarrollo de los cuidados paliativos para que ofrezcan una asistencia integral y den a los enfermos incurables aquel apoyo humano y acompañamiento espiritual del que tanto necesitan”.
Tras haber recordado el encuentro de numerosos enfermos y peregrinos en la Basílica de San Pedro esa tarde, para revivir el clima espiritual que se experimenta en la Gruta de Massabielle el Santo Padre confió a la maternal protección de la Virgen Inmaculada a los enfermos y a cuantos sufren en el cuerpo y en el espíritu en el mundo entero. (S.L.) (Agencia Fides 12/2/2007)


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